El Mundial del Barça
El barrio de Katsushika, en Tokio, está a 10.400 kilómetros de Barcelona y el Camp Nou. Allí vive Kaito, alumno de la FCB Escola, el número 10 de su equipo y una de las mejores promesas que ha pasado por los campos anexos del Miniestadi, donde se disputa la quinta edición del torneo de las FCB Escola, un Mundial del Barça en toda regla, con 107 equipos mixtos de la 26 escuelas repartidas en 19 países y divididos en tres categorías (de 6 a 8 años, de 8 a 10 y de 10 a 11). “Si se pudiera, que no se puede, habría que traerlo ya a La Masia”, comentan unos técnicos. “El Barcelona me encanta”, proclama Kaito. “Lo único que no me gusta es que no es fácil ver los partidos en Japón. Son por la noche, a tres o las cuatro de la madrugada”, se queja. “Pero cuando me levanto lo primero que hago es informarme de si el Barça ha ganado y quién ha marcado los goles”, relata el chico. “¿Messi, Neymar o Suárez? Uf, es difícil deci- dirse por uno. Pero si tengo que elegir: Messi”.
Kaito no es muy alto pero encaja bien en el estilo de fútbol que predican las escuelas internacionales del Barcelona. En cada una que el club abre se coloca a un catalán como director de proyecto para que transmita la metodología y los valores. “Me gusta atacar y circular rápido el balón”, explica tras marcar el gol de la victoria de su equipo.
Su entrenador, Tim, reúne a los chavales en un círculo y les habla: “Hemos jugado muy bien. Si hacéis lo que habéis aprendido, ganaremos más partidos”, les felicita.
Los japoneses aportan su pausa, respeto y orden al ADN Barça. Esa es la gracia de las FCB Escola, que asimila las tradiciones de cada lugar. “El carácter o el físico en cada país es diferente. Eso enriquece el modelo”, explica Pau Casassa, entrenador de la Escola de Barcelona. Los dominicanos son bulliciosos y entre los padres que acompañan a sus hijos (para pertenecer a una FCB Escola se pagan unos 80 euros mensuales) hay hasta un megáfono para animar. Los italianos son competitivos. Los de Es- tambul se pirran por Arda Turan. Los brasileños son técnicos. Y en Estados Unidos, un poco más individualistas. Ahmed, del equipo de Florida, da toques a una pelota sin que caiga. “Mi récord son 488”, dice con orgullo.
Pero aun así sorprende ver al equipo de Dubái abriendo a los centrales para jugar desde atrás. Impresiona que el equipo rojo de Estados Unidos insista en jugar con el portero y, aunque les cueste un gol, siga retrasando el balón sin rifarlo. Destaca que la escuela de Varsovia elija la camiseta de la senyera. “Nos emocionan estos colores”, explican. Y que todos los equipos de Vancouver celebren la victoria de los más pequeños como un título “porque eran los únicos que no habían ganado”. Además, los jugadores no protestan nunca al árbitro.
1.200 niños, 107 equipos, 26 escuelas de 19 países bajo un único escudo en las camisetas, el del Barça. Así es el V torneo de la FCB Escola JAPÓN, BRASIL, FLORIDA, ITALI A,DUBÁI ... “La metodología es la misma, pero el carácter o el físico es diferente en cada país. Eso enriquece el modelo”
Edmílson es el embajador del proyecto. “Me recuerda a la primera vez que salí de Taquaritinga para jugar un torneo en San Carlos. Era el pueblo vecino y estaba a 40 minutos. Así que imagina para estos niños”, compara. Se sienten casi profesionales. Hoy las finales se juegan en el Miniestadi y estarán Sergi Samper, que empezó en la FCB Escola, y Andrés Iniesta, que se curtió en esos campos anexos y ganó un Mundial de verdad.