¿SERÁN ASÍ LAS EMPRESAS DEL FUTURO?
“Cuando montamos la compañía, tenía dos niñas, y al año me quedé embarazada de la tercera. Por eso mis socios y yo éramos conscientes de que necesitábamos crear un entorno en el que los trabajadores pudiesen desarrollarse profesionalmente sin tener que renunciar a ser personas”, explica Carlota Pi, cofundadora de la comercializadora de electricidad HolaLuz.com. En las nuevas instalaciones de la empresa –en Palau de Mar, edificio que ahora aloja empresas innovadoras y tecnológicas–, disponen de una guardería donde padres y madres dejan a sus hijos las horas que haga falta, sabiendo que en todo momento una persona está pendiente del bebé, a unos metros de donde ellos trabajan. En esta joven compañía también organizan clases de yoga en la terraza –con vistas al Port Vell– y grupos de running. “Cuando hicimos la reforma del local, lo primero fue poner duchas, para que la gente pudiese hacer deporte. Puede que te vaya mal ir al gimnasio, pero salir a correr por la Barceloneta o ir a nadar cuando hace buen tiempo…, ¡es que lo tenemos al lado!”, exclama Pi. Otra medida de integración característica de la empresa es la flexibilidad horaria: “Si hiciésemos fichar a la gente –asegura–, ¿qué ganaríamos? ¡Nada! Nosotros dirigimos la compañía por objetivos, haciendo un seguimiento semanal, mensual y trimestral. ¿Que a qué hora vienen a trabajar? ¡A mí qué más me da! Todos saben cómo gestionarse. Son responsables. Si llevan bien los objetivos y quieren cogerse dos días libres, adelante. No quiero ni que me lo digan”. Cuando decidieron poner la
nursery –20 metros cuadrados de los 400 que tiene la oficina–, no lo hicieron porque se lo pudiesen permitir económicamente. Fue por principios: “Los emprendedores jóvenes tienen la obligación de montar compañías del nuevo mundo, que no impidan, por ejemplo, ser madre y profesional”, defiende Pi