Europa, reacciona
El terrorismo fundamentalista ha golpeado en Bruselas, corazón del Viejo Continente. Dos atentados han provocado más de treinta muertos y doscientos heridos y la sensación de indefensión colectiva. Los yihadistas continúan con su macabra campaña manchando de sangre y dolor las capitales europeas.
Hace mucho tiempo que todos los países occidentales deberían haberse coaligado para luchar contra estos asesinos, porque su objetivo se centra en la destrucción de los valores de nuestro marco de convivencia democrático. La respuesta debe ser contun- dente y acudir a la raíz del problema. El foco se localiza en estados fallidos como Siria, Iraq y Libia. Allí se encuentran los campos de entrenamiento y las bases de los cabecillas islamistas que deben ser destruidas. Igualmente hay que actuar con los pozos petrolíferos capturados por los radicales, y cuyo crudo venden a otros países de la zona a precios muy inferiores a los oficiales.
Simultáneamente a esa ofensiva militar, que deberá contar con la indiscutible colaboración de Rusia, Irán y EE.UU., habría que abordar otra desde el punto de vista diplomático. Así, una coalición de países presionaría para que las monarquías del golfo Pérsico, que pertenecen a la misma rama –suní– del islam que los terroristas a los que apoyan, suspendan esa ayuda. En caso contrario, podrían adoptarse sanciones similares económicas y embargos.
Por último, tendría que crearse una división especial de seguridad, inteligencia y espionaje coordinada por las cancillerías europeas, en la que el flujo de información fuera constante.
Asimismo, hay que estrangular sus vías de financiación. Tendrían que ser objeto de especial vigilancia las escuelas coránicas y las mezquitas radicales sitas en suelo europeo que son centros de reclutamiento, adoctrinamiento y proselitismo radicales.
La sociedad europea, que pare- ce narcotizada por grandes dosis de conformismo y buenismo mal entendido, debe reaccionar con energía.
JAVIER PRIETO PÉREZ
Madrid