Víctima y verdugo
Europa, víctima y verdugo al mismo tiempo... Verdugo de tantas naciones a lo largo de la historia y de sí misma en multitud de ocasiones. El terrorismo, denominado yihadista, se ceba reiteradamente con Europa y aún hay quien se pregunta el porqué.
El sociólogo Sami Naïr nos ha recordado recientemente que una de las razones principales de la génesis de este terrorismo se deriva de la invasión de Iraq, en el 2003, alentada por el nefando trío de las Azores, a saber: Bush hijo, Blair y Aznar.
El hecho de haber arrinconado el carácter laico de la sociedad iraquí para darle un enfoque de tipo confesional ha sido, entre otros, uno de los errores más graves cometidos por los estrategas occidentales. Y si ahora Siria acabara por romperse como ya lo hizo Iraq, las consecuencias para una Europa socialmente desorientada serían incluso más devastadoras.
En Idomeni, un niño refugiado escribía en un cartón: “Perdón por Bruselas”, en referencia a los bárbaros atentados. Seguramente el crío no sabe que, en gran medida, su estatus de refugiado es por causa de Europa, continente que a su vez no va a dudar ya en expulsarlo a Turquía. Y si a este niño, además, alguien le recitara aquellos versos de Mahmud Darwish que dicen: “¡Recuérdalo! Aquí tuvieron crucificado a tu padre / los ingleses, sobre los espinos de una chumbera, durante / dos noches / pero nunca confesó. Crecerás, / y contarás a quienes hereden sus fusiles / esta historia viva de sangre y hierro...”, entonces el dolor, y lo que este conlleva, jamás se extinguirá. MOISÉS STANCKOWICH Gavà