Barack Obama
El líder de EE.UU. deja Argentina, que aspira a ser su principal aliado regional
PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS
Obama (54) dio buena imagen en Buenos Aires bailando un tango y restableciendo lazos con el Gobierno, pese a que no llegó a pedir disculpas por el apoyo de EE.UU. a las dictaduras argentinas en un acto de homenaje a las víctimas.
Tango, mate y Messi. Barack Obama y su familia regresaron esta madrugada a Washington tras una intensa visita de dos días a Argentina que, si bien difícilmente podía superar la trascendencia histórica de la de Cuba, ha servido para confirmar que el país austral aspira a ser el principal aliado de EE.UU. en la región tras doce años de enfrentamientos con el kirchnerismo.
Los tópicos que abren esta crónica –y otros– no faltaron y ayudaron a crear el buen rollo entre Obama y el presidente argentino, Mauricio Macri, que el jueves destacó su ministra de Exteriores, Susana Malcorra, y que augura muchas novedades más allá de los 2.000 millones de euros de inversiones estadounidenses anunciadas para el próximo año, y los 12.300 millones estimados en cuatro años. EE.UU. es el principal inversor en Argentina.
Tras la salida de Cristina Fernández de la Casa Rosada, el poder del kirchnerismo se ha desinflado y Macri, que no tiene mayoría parlamentaria, ha logrado dividir al pe- ronismo. En este sentido, la visita de Obama ha sido otra demostración de la habilidad del presidente argentino para hacer suyas algunas banderas de los Kirchner.
El jueves se cumplieron cuarenta años del golpe de Estado de 1976, pero la presencia del jefe de la Casa Blanca en tan sensible fecha no causó las grandes protestas vaticinadas, más allá de los carteles y pintadas de “Fuera Obama” que plantaron en Buenos Aires grupos de izquierda, que también se manifestaron el miércoles quemando banderas de EE.UU. Al contrario, Oba- ma dejó sin argumentos a quienes criticaban su visita por encarnar al país que apoyó los golpes de estado latinoamericanos del siglo XX. Antes de su viaje ya se había anunciado que EE.UU. desclasificaría archivos militares y de inteligencia sobre la dictadura argentina, una antigua petición de Abuelas de Plaza de Mayo que su presidenta, Estela de Carlotto, reiteró a Macri cuando asumió el cargo. A pesar de ello y de la autocrítica que Obama hizo el miércoles sobre el papel de Washington en el pasado, De Carlotto no asistió al único acto oficial del jueves del lí- der estadounidense: la visita al Parque de la Memoria, un lugar a orillas del río de la Plata que sobrevolaban los helicópteros antes de arrojar al agua a los desaparecidos y donde hay un monumento con los nombres de las víctimas de la dictadura.
Macri y Obama lanzaron flores al agua y estuvieron unos segundos en silencio antes de pronunciar unas palabras donde el estadounidense dijo estar “conmovido”. Obama defendió los juicios a los represores para que “se responsabilice a aquellos que perpetraron esos críme- nes” y pidió en castellano que se cumpla el “nunca más”.
“Sé que existen polémicas sobre las políticas de EE.UU. en esos días oscuros”, declaró Obama. “Las democracias deben tener el valor de reconocer cuando no se está a la altura de los ideales que defendemos, cuando hemos tardado en defender los derechos humanos y ese fue el caso de Argentina”, agregó.
Macri tuvo otra osadía hacia el kirchnerismo: celebró su cena oficial con Obama en el Centro Cultural Kirchner, el faraónico espacio cultural inaugurado por Fernández. En la segunda planta del edificio fue donde la bailarina Mora Godoy sacó inesperadamente a bailar un tango a Obama, mientras su esposa Michelle hacía lo propio con el bailarín José Lugones
Las hijas de Obama no conocieron a Messi, como su padre dijo que les hubiera gustado, pero el jueves disfrutaron de los paisajes de la localidad andina de Bariloche y del lago Nahuel Huapi, donde pasaron apenas siete horas en familia con agenda privada, antes de dejar Argentina. No se hizo público si en la Patagonia Obama volvió a tomar mate, infusión que por fin pudo probar en este viaje. No obstante, lo lógico es que los Obama hubieran conocido el Perito Moreno, principal atractivo turístico de Argentina junto con las cataratas del Iguazú, pero eso ya hubiera sido un gesto mucho más belicoso de Macri hacia Fernández, teniendo en cuenta que la expresidenta vive en El Calafate, a las puertas del famoso glaciar.
Obama pasa página a la década kirchnerista y Macri hace suya la bandera de la lucha contra la dictadura