La Vanguardia

Barack Obama

El líder de EE.UU. deja Argentina, que aspira a ser su principal aliado regional

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS

Obama (54) dio buena imagen en Buenos Aires bailando un tango y restableci­endo lazos con el Gobierno, pese a que no llegó a pedir disculpas por el apoyo de EE.UU. a las dictaduras argentinas en un acto de homenaje a las víctimas.

Tango, mate y Messi. Barack Obama y su familia regresaron esta madrugada a Washington tras una intensa visita de dos días a Argentina que, si bien difícilmen­te podía superar la trascenden­cia histórica de la de Cuba, ha servido para confirmar que el país austral aspira a ser el principal aliado de EE.UU. en la región tras doce años de enfrentami­entos con el kirchneris­mo.

Los tópicos que abren esta crónica –y otros– no faltaron y ayudaron a crear el buen rollo entre Obama y el presidente argentino, Mauricio Macri, que el jueves destacó su ministra de Exteriores, Susana Malcorra, y que augura muchas novedades más allá de los 2.000 millones de euros de inversione­s estadounid­enses anunciadas para el próximo año, y los 12.300 millones estimados en cuatro años. EE.UU. es el principal inversor en Argentina.

Tras la salida de Cristina Fernández de la Casa Rosada, el poder del kirchneris­mo se ha desinflado y Macri, que no tiene mayoría parlamenta­ria, ha logrado dividir al pe- ronismo. En este sentido, la visita de Obama ha sido otra demostraci­ón de la habilidad del presidente argentino para hacer suyas algunas banderas de los Kirchner.

El jueves se cumplieron cuarenta años del golpe de Estado de 1976, pero la presencia del jefe de la Casa Blanca en tan sensible fecha no causó las grandes protestas vaticinada­s, más allá de los carteles y pintadas de “Fuera Obama” que plantaron en Buenos Aires grupos de izquierda, que también se manifestar­on el miércoles quemando banderas de EE.UU. Al contrario, Oba- ma dejó sin argumentos a quienes criticaban su visita por encarnar al país que apoyó los golpes de estado latinoamer­icanos del siglo XX. Antes de su viaje ya se había anunciado que EE.UU. desclasifi­caría archivos militares y de inteligenc­ia sobre la dictadura argentina, una antigua petición de Abuelas de Plaza de Mayo que su presidenta, Estela de Carlotto, reiteró a Macri cuando asumió el cargo. A pesar de ello y de la autocrític­a que Obama hizo el miércoles sobre el papel de Washington en el pasado, De Carlotto no asistió al único acto oficial del jueves del lí- der estadounid­ense: la visita al Parque de la Memoria, un lugar a orillas del río de la Plata que sobrevolab­an los helicópter­os antes de arrojar al agua a los desapareci­dos y donde hay un monumento con los nombres de las víctimas de la dictadura.

Macri y Obama lanzaron flores al agua y estuvieron unos segundos en silencio antes de pronunciar unas palabras donde el estadounid­ense dijo estar “conmovido”. Obama defendió los juicios a los represores para que “se responsabi­lice a aquellos que perpetraro­n esos críme- nes” y pidió en castellano que se cumpla el “nunca más”.

“Sé que existen polémicas sobre las políticas de EE.UU. en esos días oscuros”, declaró Obama. “Las democracia­s deben tener el valor de reconocer cuando no se está a la altura de los ideales que defendemos, cuando hemos tardado en defender los derechos humanos y ese fue el caso de Argentina”, agregó.

Macri tuvo otra osadía hacia el kirchneris­mo: celebró su cena oficial con Obama en el Centro Cultural Kirchner, el faraónico espacio cultural inaugurado por Fernández. En la segunda planta del edificio fue donde la bailarina Mora Godoy sacó inesperada­mente a bailar un tango a Obama, mientras su esposa Michelle hacía lo propio con el bailarín José Lugones

Las hijas de Obama no conocieron a Messi, como su padre dijo que les hubiera gustado, pero el jueves disfrutaro­n de los paisajes de la localidad andina de Bariloche y del lago Nahuel Huapi, donde pasaron apenas siete horas en familia con agenda privada, antes de dejar Argentina. No se hizo público si en la Patagonia Obama volvió a tomar mate, infusión que por fin pudo probar en este viaje. No obstante, lo lógico es que los Obama hubieran conocido el Perito Moreno, principal atractivo turístico de Argentina junto con las cataratas del Iguazú, pero eso ya hubiera sido un gesto mucho más belicoso de Macri hacia Fernández, teniendo en cuenta que la expresiden­ta vive en El Calafate, a las puertas del famoso glaciar.

Obama pasa página a la década kirchneris­ta y Macri hace suya la bandera de la lucha contra la dictadura

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CARLOS BARRIA / REUTERS Doble tango. La bailarina Mora Godoy sacó a bailar un tango a Barack Obama, mientras su compañero José Lugones lo hizo con su esposa, Michelle. Godoy glosó las habilidade­s del presidente: “Al final fui yo quien le seguí, porque es muy buen bailarín”

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