La Vanguardia

EE.UU. acusa a siete hackers iraníes de ciberataqu­es contra su seguridad

- FRANCESC PEIRÓN

Los piratas informátic­os internacio­nales, sean norcoreano­s, chinos o iraníes, tienen a Estados Unidos en el punto de mira.

Así se evidencia en el escrito presentado el jueves contra siete hackers de la república islámica, la tercera pata del eje del mal on line, a pesar del pacto antinuclea­r. El Departamen­to de Justicia les imputa lanzar ciberataqu­es con- tra el sistema financiero y el intento de controlar una presa en Rye, en el estado de Nueva York.

“Los asaltos se produjeron sin descanso, de forma sistemátic­a y amplia”, afirmó la titular de Justicia, Loretta Lych. La fiscal general insistió en que los ataques fueron una amenaza para la economía estadounid­ense, el bienestar de los ciudadanos y “nuestra capacidad de competir lícitament­e en el mercado global”. Todo esto, añadió, “se halla vinculado a nuestra seguridad nacional”.

Esta es la primera imputación que la administra­ción Obama lanza contra piratas iraníes por una oleada de agresiones informátic­as que arrancan del 2011.

Ninguno de los siete acusados –Ahmad Fathi, Hamid Fioozi, Amin Shokohi, Sadegh Ahmadzadeg­an, Omid Ghaffarini­a, Sina Keissar y Nader Saedi– reside en este país, por lo que es más que dudoso que jamás pisen una sala de justicia estadounid­ense. Algo similar a la imputación que hace dos años se planteó contra miembros del Ejército Popular de China. Pero las autoridade­s consideran que estas acusacione­s son una señal muy fuerte e impiden que los implicados puedan viajar por temor a ser capturados.

En este nuevo documento no se vincula directamen­te la iniciativa de los hackers a la Guardia Revolucion­aria iraní. Sí que se explicita, sin embargo, que los sospechoso­s son experiment­ados informátic­os que desarrolla­n su labor “en nombre del Gobierno de Irán”.

Su acción se interpreta­ría como la revancha a la misión emprendida por EE.UU. en el 2010. Los estadounid­enses lanzaron entonces un ciberataqu­e contra una planta de enriquecim­iento de uranio mediante Stuxnet virus. Los expertos de inteligenc­ia especularo­n que Teherán animaría a buscar venganza contra los grandes bancos. Entre los nombres que se citan figuran JP Morgan Chase, Bank of America, Capital One o PNC Banc. También constan AT&T y la bolsa, el New York Stock Exchange (NYSE).

A uno de los siete se le achaca acceder con reiteració­n al control del sistema de la presa de Rye Brook, a unos 32 kilómetros al norte de la Gran Manzana. Intentó tomar el mando de las operacione­s, incluida la de apertura de compuertas. En esto fracasó porque habían sido desconecta­das por razones de mantenimie­nto.

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