EE.UU. acusa a siete hackers iraníes de ciberataques contra su seguridad
Los piratas informáticos internacionales, sean norcoreanos, chinos o iraníes, tienen a Estados Unidos en el punto de mira.
Así se evidencia en el escrito presentado el jueves contra siete hackers de la república islámica, la tercera pata del eje del mal on line, a pesar del pacto antinuclear. El Departamento de Justicia les imputa lanzar ciberataques con- tra el sistema financiero y el intento de controlar una presa en Rye, en el estado de Nueva York.
“Los asaltos se produjeron sin descanso, de forma sistemática y amplia”, afirmó la titular de Justicia, Loretta Lych. La fiscal general insistió en que los ataques fueron una amenaza para la economía estadounidense, el bienestar de los ciudadanos y “nuestra capacidad de competir lícitamente en el mercado global”. Todo esto, añadió, “se halla vinculado a nuestra seguridad nacional”.
Esta es la primera imputación que la administración Obama lanza contra piratas iraníes por una oleada de agresiones informáticas que arrancan del 2011.
Ninguno de los siete acusados –Ahmad Fathi, Hamid Fioozi, Amin Shokohi, Sadegh Ahmadzadegan, Omid Ghaffarinia, Sina Keissar y Nader Saedi– reside en este país, por lo que es más que dudoso que jamás pisen una sala de justicia estadounidense. Algo similar a la imputación que hace dos años se planteó contra miembros del Ejército Popular de China. Pero las autoridades consideran que estas acusaciones son una señal muy fuerte e impiden que los implicados puedan viajar por temor a ser capturados.
En este nuevo documento no se vincula directamente la iniciativa de los hackers a la Guardia Revolucionaria iraní. Sí que se explicita, sin embargo, que los sospechosos son experimentados informáticos que desarrollan su labor “en nombre del Gobierno de Irán”.
Su acción se interpretaría como la revancha a la misión emprendida por EE.UU. en el 2010. Los estadounidenses lanzaron entonces un ciberataque contra una planta de enriquecimiento de uranio mediante Stuxnet virus. Los expertos de inteligencia especularon que Teherán animaría a buscar venganza contra los grandes bancos. Entre los nombres que se citan figuran JP Morgan Chase, Bank of America, Capital One o PNC Banc. También constan AT&T y la bolsa, el New York Stock Exchange (NYSE).
A uno de los siete se le achaca acceder con reiteración al control del sistema de la presa de Rye Brook, a unos 32 kilómetros al norte de la Gran Manzana. Intentó tomar el mando de las operaciones, incluida la de apertura de compuertas. En esto fracasó porque habían sido desconectadas por razones de mantenimiento.