Los miedos de Europa (II)
En Europa hay miedo, mejor dicho, varias clases de miedo. Primera: sus estados miembros tienen unos gobiernos que no quieren perder las elecciones en su propio país aunque se esté gobernando con el apoyo de la extrema derecha. Segunda: en ningún caso quieren enfrentarse a la extrema derecha aunque las proclamas de dichas formaciones sean claramente xenófobas. Tercera: ninguno de los estados miembros quiere hacer una reforma fiscal ni perseguir a los paraísos fiscales (en Europa y fuera de ella). Cuarta: no se quiere afrontar la realidad y se rebajan las condiciones humanitarias con tal de no encararla. Quinta: no se quieren reconocer los cambios demográficos que implican un envejecimiento masivo de la población europea. Sexta: se estigmatizan los inmigrantes con la finalidad de no considerarlos iguales a los europeos. Séptima: el temor al mestizaje los empuja a levantar alambre de espino donde antes no había fronteras.
Y un largo etcétera de muchos temores irracionales. Se hace necesario decir alto y fuerte que todo ello son excusas de mal pagador porque, en primer lugar, ningún gobierno apoyado por la extrema derecha durará mucho tiempo si se permite crecer a esa formación, y si no se enfrentan con las leyes a las formaciones de corte xenófobo, tendrán las de perder; si no se acota la fiscalidad ni se persigue internacionalmente a los paraísos fiscales, Europa se empobrecerá notoria- mente; si no se respeta el derecho de asilo, que es uno de los valores fundacionales de Europa, la entidad europea perderá su prestigio; no atender al problema demográfico para no acoger a los inmigrantes es hacer como el avestruz, ya que se necesita población joven para que Europa crezca. Y respecto al temor de que en medio de los inmigrantes lleguen personas captadas por el EI, es necesario recordar que varios centenares de europeos, españoles, franceses, británicos, se han ido hacia Siria, a matar. También es necesario remarcar que el mestizaje es lo que ha hecho crecer a las civilizaciones; de hecho, somos todos mestizos.
De manera que todos esos miedos son meras excusas, eso tiene un nombre: una gran cobardía.