El epicentro de una revolución
Se va el más grande de todos los tiempos como entrenador y jugador. No se puede ser más grande que Cruyff lo fue en el césped y no se puede ser más grande que Johan en los banquillos.
Por su relación con el fútbol español lo más justo sería hacerle un monumento ya que él está en el centro de la gran revolución formativa que ha habido en los últimos 25 años en España. Sólo un hombre de su extraordinaria personalidad podría haber invertido la cultura y el carácter de todo un país, que pasó de la furia al estilo Cruyff, a priorizar el balón, el toque y el pase. Ese es su gran legado.
Cruyff era un tipo con unas convicciones muy fuertes y, sobre todo, con una valentía tremenda para actuar siempre de forma coheren- te. Sin esa forma de ser no podría haber roto con todos los estereotipos falsos que existían hasta entonces. Todo el mundo le tenía miedo a los Laudrup y los Romário del fútbol y él, en cambio, los fichaba. Todo el mundo pensaba que era peligroso y temerario salir jugando
Con su personalidad pudo invertir la cultura y el carácter de un país, que pasó de la furia al estilo Cruyff
la pelota desde atrás y él lo promovía y lo resolvía bien. Y lo hizo todo con una naturalidad heroica.
Dejó un sello propio que es lo más difícil en un mundo tan cambiante. El sello Cruyff era ganador, estético, atractivo y desacomplejado. Ha sido un referente y lo seguirá siendo.