La segunda generación de Schwartz da el salto
El 60% de la facturación se destina al mercado europeo
“La crisis nos ha obligado a buscar nuevos clientes fuera de España. Hace dos años empezamos a viajar y a buscarlos en otros países con muestras y catálogos de nuestros productos”, asegura Marta Schwartz, miembro de la segunda generación de la firma de papelería, fundada por su padre Pablo hace 35 años en Barcelona. La estrategia de ir a buscar clientes a “puerta fría” ha permitido mantener el negocio familiar. Hoy Schwartz exporta más del 60% de lo que factura a Alemania, Suiza, Austria, Holanda, Inglaterra, Bélgica, Francia y, en menor medida, Italia. Marta, junto a su hermano Adrián, han liderado esta apertura exterior.
Los archivadores de cartón kraft, tan representativos de la firma Schwartz, se pueden encontrar en las tiendas de Alemania, país en el que cuenta con más de cuarenta clientes y donde destaca por su volumen de compras el grupo Manufactum; también en las tiendas Zumstein en Suiza o Neuilly Dessin, con 12 papelerías en París. “También trabajamos puntualmente en Finlandia, Sudáfrica y Portugal”, añade.
Además de la apuesta internacional, los Schwartz consideran que, sin olvidar los productos básicos de la firma, deben ofrecer novedades en diseños y materiales, “para ofrecer más propuestas al cliente”. Hace unos meses han incorporado una línea de productos de aluminio en cinco colores y complementos de papelería. “Schwartz se ha ido posicionando con fuerza pese a no ser productos de batalla sino productos de lujo en el sector de la papelería y así lo entiende el consumidor final”, sostiene Marta.
Pese a las exportaciones, Schwartz alardea de seguir fabricando en Catalunya y de seguir utilizando productos artesanales y materiales ecológicos y reciclables. “Queremos continuar con la filosofía de producto creada por nuestro padre hace más de 35 años, ofreciendo la mejor calidad y productos y sostenibles” segura Marta Schwartz.
Schwartz se fundó en Barcelona en el año 1990 cuando el argentino Pablo Schwartz montó su propia empresa de papelería artesanal de diseño para atender a las demandas de almacenamiento de profesionales de la arquitectura y artes gráficas. Hoy la firma, con sede en el barrio barcelonés del Carmel, tiene una plantilla de 5 personas y para este ejercicio del 2016 prevé alcanzar una facturación superior a los 450.000 euros.
La empresa se dedica a productos de papelería para arquitectura y artes gráficas