Buenos y malos catalanes
Un libro pretende hacer historia de los colaboracionistas catalanes
El libro Perles catalanes elabora una lista de aquellos catalanes que, según los autores, han actuado contra su país.
Todos conocemos a nuestros héroes, Guifré el Pilós, Macià, Pep Guardiola... a quien quizás no conocemos tan bien es a los malvados (o, si lo prefieren, a los antihéroes) que han contribuido a que nuestro país haya permanecido durante siglos sometido a un régimen colonial, de amos (ellos) y esclavos (nosotros)”. Bajo esta esquema tan simple han escrito Salvador Avià, Jordi Avià y Joan-Marc Passada el libro Perles catalanas. Tres sigles de col·laboracionistes (Viena Edicions), un conjunto de minibiografías con cierto toque de humor.
Los autores empiezan por reconocer que “la memoria popular conserva pocos nombres propios” de auténticos botiflers (partidarios de Felip V y de los Borbones). Así que el libro se inicia con los “colonialistas” catalanes de América como Manuel d'Amat, de quien se menciona que tiene a su nombre una plaza, parada de metro e instituto (Virrei Amat), Gaspar de Portolà, Juníper Serra o Pere Fages. Continúa con los “esclavistas”, como Josep Xifré (el de los porches), el pirata Pancho Marty, el marqués de Marianao y Joan Güell Ferrer (con retrato en la Galería de Catalanes Ilustres del ayuntamiento de Barcelona). De aquí salta a los “colonialistas sin fronteras” donde si- túan a Joan Prim, de quien recuerdan que eran tan sanguinario que a los niños marroquíes se les asustaba con la frase: “¡Que viene Prim!”. Mencionan su asesinato en Madrid para concluir que “Prim fue el último intento ‘exitoso’ de algunos catalanes para intentar mandar en Madrid yendo de cara. Y así acabó!”. Entre los “negreros” están Manuel Girona, el literato Víctor Balaguer , Antonio López (marqués de Comillas y protector de Verdaguer), Eusebi Güell, Joaquim Milans del Bosch...
De antes de la Guerra Civil, seleccionan financieros como Francesc Cambó, Joan March o Alfons Sala, e intelectuales como Eugeni d'Ors, Joan Estelrich o Ferran Valls Taberner. Después viene el capítulo de los “falangistas catalanes”, donde aparecen Miquel Mateu, Josep M. Fontana, Josep Ribas, Carles Trias, Antoni Simarro, Joan Anton Samaranch... y también Carles Sentís, Miquel Utrillo y Josep Pla, situados entre los voluntarios de la División Azul y el Tercio, de Requetés de Montserrat. Lo más sorprendente es la presencia de Jaume Vicens Vives calificado como “historiador mutante, filonazi, oportunista”. En el capítulo final sobre “perlas contemporáneas” aparecen por una parte intelectuales polémicos como Félix de Azúa, Albert Boadella o Arcadi Espada, y por otra políticos diversos como Vidal Quadras, Josep Borrell, Carme Chacón, Josep Antoni Duran Lleida y Miquel Roca Junyent... Una confluencia difícil de digerir que ya queda explicitada cuando al principio los autores afirman: “Preferimos homenajear a Xirinacs o Quico Sabaté que al marqués de Comillas”.
A Jaume Vicens Vives, incluido en el capítulo sobre los falangistas, lo califican de oportunista y filonazi