Junts pel Sí y la CUP siguen sin acuerdo por la moción rupturista
Los anticapitalistas advierten que “pasarán cosas” si se retira del pleno la iniciativa
Los dos grupos se conjuran para seguir dialogando hasta el último momento “si hace falta” Los cuperos acusan al conseller de Interior de “no asumir el compromiso político en que nos encontramos”
Habrá que acostumbrarse: Junts pel Sí está manteniendo el equilibrio gracias a los pactos alcanzados justo antes de que suene la campana. Sirvan como ejemplos la investidura de Puigdemont, la enmienda a la totalidad a la propuesta de retirar el concierto a las escuelas que segregan por razón de sexo, la lista de comparecientes para la comisión de estudio del proceso constituyente, o la devolución de la paga extra a los funcionarios.
Ahora el tira y afloja entre Junts pel Sí y la CUP es por la moción por la que estos últimos instan al Govern a “desobedecer” al Tribunal Constitucional y reiteran la resolución rupturista del pasado 9 de noviembre. Ayer los dos grupos no llegaron a ningún acuerdo y se emplazaron a volver a hablar y negociar hasta el último momento “si hace falta”, aseguran desde JxSí. Pero en el horizonte, la amenaza del diputado cupero, Benet Salellas: si no se lleva a votación la moción en el pleno del Parlament, “pasarán cosas”, sin querer detallar más.
En todo caso, ayer se produjo la habitual reunión de coordinación entre los dos grupos parlamentarios: Marta Rovira y Jordi Turull por parte de JxSí y Joan Garriga, Gabriela Serra y Benet Salellas por parte de la CUP –este último, impulsor de la iniciativa cupera. A pe- sar del optimismo que expresaron al salir del encuentro Turull y Rovira, los cuperos avisaron que no “rebajarán”el tono de la moción para adaptarse a la sentencia del TC y que no tocarán nada sustancial.
A pesar de todo, los anticapitalistas siguen dispuestos a introducir matices y modificaciones en todo aquello que no haga referencia a los puntos relativos a desatender los requerimientos de la Audiencia Nacional a los ayuntamientos que apoyaron la resolución rupturista del 9 de noviembre, y a los Mossos d'Esquadra a no ejecutar los requerimientos judiciales.
ERC aseguró ayer que JxSí estaba trabajando para “ajustar el lenguaje” de la moción para que tuviera una lectura “positiva”. Que la moción hable de “desobediencia” provoca aspavientos en la coalición que lideran CDC y los republicanos: “Estos movimientos se podrían hacer en el último momento, pero no ahora, nada más empezar la acción del nuevo Govern”, aseguran fuentes de Esquerra.
El redactado de la moción reitera la vigencia de la declaración del 9 de noviembre, anulada por el TC. El Alto Tribunal sentenció la prohibición de desarrollar aquel texto, y por lo tanto podría actuar en forma de inhabilitación si la Mesa del Parlament admite a trámite la moción.
Aquí reside el principal escollo, porque la Mesa ya exigió la semana pasada la modificación del texto original de la CUP. A partir de aquí, dos escenarios: que la Mesa, con mayoría de Junts pel Sí, acabe denegando su tramitación, o bien que deje en manos del pleno del Parlament del jueves si se debate la moción o si se retira del orden del día.
Uno de los puntos polémicos es precisamente el que hace referencia a los Mossos. Lo más probable es que si se acaba votando la moción, este se trate separadamente y así dejar la decisión a criterio de cada uno de los dos grupos parlamentarios, sin consenso previo.
Junts pel Sí ya ha expresado al respecto que no piensa poner en un compromiso a los funcionarios públicos y no los someterá a la desobediencia. La CUP, por boca del diputado Benet Salellas, negó en una entrevista en Catalunya Ràdio esta posibilidad: “Sólo hace falta que el conseller de Interior, Jordi Jané, lo ordene al comisario Josep Lluís Trapero, y este a los suyos; los funcionarios quedan cubiertos porque tienen que obedecer las órdenes de sus superiores”. Este punto es para los cuperos “innegociable”.
Precisamente Jané fue uno de los blancos de las críticas de Salellas, ya que lo acusó de “no acabar de asumir el compromiso político en qué nos encontramos”.
De todos modos, el diputado cupero pidió desdramatizar la situación y aseguró que en caso de no alcanzar un acuerdo sólo quedará en evidencia que Junts pel Sí y la CUP divergen en la estrategia que seguir: “Deberíamos vivir con un poco de tranquilidad y no pensar que todo es un ultimátum y que todo se acaba con una votación en el Parlament’, respondió preguntado por si peligra el acuerdo de estabilidad.