Finge su secuestro para no volver a El Salvador
Una joven de 19 años envió una foto y amenazas en las que exigía 2.000 euros de rescate porque no quería volver a su país, donde está casada y tiene un hijo
Los Mossos d’Esquadra detuvieron en Semana Santa a una joven de 19 años que fingió su propio secuestro para no regresar a su país, El Salvador. Todo podría haber quedado en una tontería, en un juego de niñas, si la denuncia de una de las amigas de la muchacha no hubiera obligado a movilizar a la unidad central de secuestros de la policía de Catalunya, que activó el protocolo de retenciones de riesgo y trabajó hasta comprobar que se trataba de una artimaña de una jovenzuela que no quería volver a su casa, con su marido y un hijo.
El pasado 24 de marzo, en la unidad de investigación del Eixample de Barcelona entró la denuncia de una mujer que aseguraba haber recibido mensajes de un desconocido que afirmaba haber secuestrado a su amiga, que llevaba un tiempo viviendo en Barcelona. Los mensajes eran dispares. Sólo en uno de ellos se solicitó un rescate, dos mil euros en efectivo para dejarla en libertad.
Ante el riesgo, Eixample derivó el te- ma a la unidad central de secuestros. La presunta víctima era salvadoreña, un país en el que las retenciones ilegales están a la orden del día. Los investigadores localizaron a la familia de la joven en El Salvador. Allí dieron varias versiones. Todas confusas y algunas hasta contradictorias. Primero contaron haber recibido también mensajes de los presuntos secuestradores. En algunos amenazaban con matar a la joven. Y después, repentinamente, el mensaje era que si querían que la joven fuera liberada se debía retirar la denuncia que había en la policía. La madre también contó, en el transcurso de esos tres días tan intensos, que había logrado hablar con su hija y que estaba muy bien, que se podían olvidar del secuestro.
Evidentemente, los investigadores debían comprobar que la joven estaba bien. No hubiera sido la primera vez que unos secuestradores obligan a un rehén a comunicarse con su familia diciendo que todo está bien. En ese momento, los Mossos d’Esquadra habían conseguido la imagen que acompaña esta noticia, la de la presunta rehén, con un trapo en la boca, como si fuera una mordaza, y las manos atadas en la espalda, en lo que parece un balcón particular. La fotografía no tenía ni un viso de credibilidad, pero había que localizar a la joven. Tampoco tenía domicilio fijo y durante el tiempo que ha vivido en Barcelona ha cambiado de casa con frecuencia.
Finalmente los investigadores localizaron un piso en l’Hospitalet. Pero la joven no estaba ese día en la casa. Había un hombre, su actual pareja en España, que al principio no estuvo por la labor de colaborar con los investigadores, hasta que finalmente apareció la mujer, sana y salva. Y asustada. La joven fue trasladada a la comisaría. Primero se negó a hablar, pero al comprobar la cantidad de personal y medios policiales que se había movilizado por su acción, confesó que se lo había inventado todo pensando que así no viajaría a su país. Quedó detenida, acusada de un delito de simulación de secuestro, castigado con multa de entre seis y doce meses.