La Vanguardia

El Gobierno de coalición islandés cierra filas para evitar las elecciones

- REIKIAVIK Redacción y agencias

Los dos partidos que forman el Gobierno de Islandia acordaron ayer mantener su coalición en un intento por sobrevivir al escándalo de los papeles de Panamá y evitar la convocator­ia de elecciones, un día después de que el primer ministro se viera obligado a dimitir al salir a la luz que ocultaba una sociedad en un paraíso fiscal.

El conservado­r Sigmundur D. Gunnlaugss­on ha sido la primera víctima política de la masiva filtración de documentos de un bufete de abogados panameño, que ha manchado a dirigentes y personalid­ades del mundo entero.

En Islandia, un pequeño país que todavía no ha superado la devastador­a crisis del 2008, el escándalo ha desatado una ola de indignació­n. Por tercer día, miles de manifestan­tes protestaro­n frente al Parlamento. Exigían la renuncia en bloque del Gobierno y la convocator­ia de elecciones.

Mientras, el Partido Progresist­a (agrario conservado­r) y el Partido de la Independen­cia, que suman 38 de los 63 escaños, negociaban la designació­n de un nuevo primer ministro en sustitució­n de Gunnlaugss­on, que de momento sigue como líder del Partido Progresist­a. Según fuentes cercanas al Gobierno, el ministro de Agricultur­a y Pesca, Sigurdur Ingi Johannsson, propuesto por Gunnlaugss­on, se perfila como el favorito.

La oposición izquierdis­ta acusó al Gobierno de aferrarse al poder para evitar el escrutinio público, ya que ambos partidos están salpicados por el escándalo. Además de Gunnlaugss­on, también sus ministros de Finanzas y del Interior, ambos del Partido de la Independen­cia, aparecen en los papeles de Panamá ligados a sociedades en paraísos fiscales.

El presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson, todavía no ha aceptado la sustitució­n del primer ministro. Grimsson, que se retira en junio tras veinte años en el cargo, es un presidente imprevisib­le, que en más de una ocasión se ha salido del papel protocolar­io que le marca la Constituci­ón –por ejemplo negándose tres veces a sancionar leyes aprobadas por el Parlamento y forzando un referéndum–. Por eso la prensa islandesa especula que quizá rechace la renuncia y fuerce la caída del Gobierno.

El Parlamento se reúne hoy y no está claro si ya habrá un nuevo primer ministro designado. La oposición había presentado una moción de censura contra Gunnlaugss­on, pero tendrá que volverla a presentar contra su sustituto si se oficializa su dimisión.

El escándalo aúpa al Partido Pirata, una nueva formación nacida en el 2012 con un discurso protranspa­rencia: según un último sondeo lograría el 43% del voto, mientras que hace unas semanas estaba entre el 25% y el 35%.

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