Puigdemont evita juzgar el manifiesto antibilingüismo
El president garantiza la cooficialidad de las dos lenguas
El Gobierno de la Generalitat se resiste a censurar públicamente el polémico manifiesto de grupo Koiné que carga contra el bilingüismo y que aboga porque el catalán sea la única lengua oficial en una eventual Catalunya independiente. Un documento que ha recibido numerosas muestras de repulsa de sectores académicos y partidos políticos de diferentes sensibilidades, entre ellos ERC, por romper con la tradición integradora del catalanismo político.
Si el martes fue la portavoz del Govern, Neus Munté la que optó por la indefinición tras el Consell Executiu, ayer el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se parapetó en la ambigüedad para no criticar pero tampoco suscribir el manifiesto, apoyado por escritores, filólogos y algunos di- putados y excargos de la Generalitat como Irene Rigau, al que situó en el terreno del debate estrictamente filológico y del que negó que tenga tintes racistas, como así se lo reprochó el líder de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell.
El president, además, recordó que el Govern defiende la cooficialidad del catalán y el castellano y que conserva como principio el de garantizar los derechos lingüísticos de todos los catalanes.
“Nosotros sólo respondemos a nuestras políticas y compromi- sos. De manifiestos en la sociedad catalana se han hecho muchos y de diferentes tendencias y no por eso el Govern debe posicionarse cada vez en relación a lo que opina una parte de la sociedad”, fue la respuesta de Puigdemont la petición de Lluís Rabell de una muestra clara y contundente de repulsa al documento Koiné.
En una bronca sesión de control, Rabell calificó el texto de “muy peligroso” por defender abiertamente una posición que dinamita la “voluntad integradora” y de convivencia de las dos lenguas –catalán y castellano– que el catalanismo político, a su juicio, había asumido como seña de identidad desde los estertores del franquismo.
“Es la primera vez que dentro del soberanismo aparece una posición racista y fundamentalista cultural que, de alguna manera, es el reflejo invertido de muchas
La oposición lamenta el manifiesto Koiné y el portavoz de CSQP lo tilda de “racista y fundamentalista”
presiones que ha recibido anteriormente la lengua catalana”, advirtió Rabell.
En este sentido, el portavoz de CSQP, que recibió la felicitación pública del líder del PSC, Miquel Iceta, por su intervención, amén del aplauso de un buen número de diputados de la oposición, señaló que el manifiesto “se permite hablar de la inmigración como elementos colonizadores involuntarios del franquismo”.
Para Rabell, esta afirmación es de extrema gravedad e ignora voluntariamente que la inmigración venida de otras partes de España en la década de los cincuenta y sesenta fue “decisiva en la defensa del catalán y en la cohesión social y lingüística” de Catalunya.
Visiblemente incómodo con este debate, Puigdemont instó al diputado a ser “más responsable” y no tergiversar un manifiesto de cuya lectura, sostuvo, no se puede desprenderse que defienda tesis racistas.
El president, además, situó la iniciativa Koiné en el debate académico y defendió que la Cámara catalana quede al margen porque el consenso político respecto a la oficialidad de las lenguas está “perfectamente definido” y no es motivo de discusión en el seno del Ejecutivo de Junts pel Sí.
“¿Usted no admite que exista un debate sociolingüístico sobre las tesis que existen con el bilingüismo, sobre las lenguas activas, las lenguas pasivas..?”, le preguntó a Rabell.
Una respuesta que decepcionó al portavoz de la confluencia de izquierdas por “tibia, poco contundente e irresponsable”.
Este no fue el único debate sobre la lengua en la sesión de control, ya que PP se acusó al Ejecutivo soberanista de seguir sin garantizar la escolarización en castellano de los hijos de aquellas familias que así lo reclaman.