Cooperación en servicios de salud
Una lección de la vigente crisis económica es que no se pueden gestionar servicios de salud sin tener una visión global de los problemas y que debemos buscar soluciones innovadoras que permitan superar las limitaciones de las organizaciones sanitarias. Especialmente de aquellas que, desde una posición estrictamente local, no pueden superarlas por falta de capacidad económica, por insuficiencia de población atendida o por falta de profesionales.
El mantenimiento de una concepción integral de la atención a las personas, garantizando la continuidad entre niveles, justifica un nuevo paradigma que se ha abierto paso estos últimos años. Un modelo de coo- peración entre los proveedores de servicios de salud en busca de la viabilidad y sostenibilidad de las organizaciones, con garantías de equidad, calidad y seguridad para los pacientes.
Los responsables de la gobernanza de las entidades proveedoras, sus gestores e incluso los profesionales sanitarios han incorporado en su ideario una perspectiva sistémica para el abordaje de estos retos. La complejidad de la gestión sanitaria induce a la cooperación vertical y horizontal y hay que estar dispuestos a perder identidad corporativa para favorecer proyectos comunes y visiones compartidas con otros proveedores. Esta es la línea de actuación que ha encontrado eco en épocas de crisis en la que hay que profundizar y continuar trabajando.
Las ideas clave que durante estos años han ido tomando forma en el imaginario co- lectivo del sistema de salud para la provisión de servicios sanitarios han sido el diálogo entre los operadores del sistema, el trabajo en red y la construcción de alianzas estratégicas. Las razones han sido de todo tipo: de índole interna (reducir incertidumbres y debilidades), estratégica (creación y/o explotación conjunta de nuevos servicios) y competitiva (mejorar la calidad de las prestaciones), o una combinación de todas ellas.
Reforzar los principios de coordinación y cooperación entre los diferentes centros sanitarios y niveles asistenciales no se contradice con la necesidad de dar un mayor impulso a la autonomía de gestión de los centros, sin merma del carácter de servicio público y con el contrapunto necesario de control y fiscalización de sus resultados con independencia de si la titularidad de los dispositivos asistenciales es pública o privada.