Amy Schumer pelea por su talla
La actriz se muestra muy molesta por su inclusión en una lista de famosas pasadas de kilos
Amy Schumer es una de las más prestigiosas actrices del momento, una mujer sin complejos y deslenguada que ha hecho del descaro una de sus normas de conducta. Con Tina Fey, Lena Dunham, incluso Patricia Arquette, se ha convertido en defensora de los derechos de la mujer en todos los aspectos.
Pero esta gamberra judía neoyorquina no siempre parece estar ella misma de acuerdo con sus convicciones. Ahora se ha enfadado con la revista Glamour por haberla incluido en una relación de mujeres pasadas de peso, una lista en la que figuran la cantante Adele, la actriz Melissa McCarthy y la modelo de tallas grandes Ashley Graham. Asegura Schumer que ella siempre se ha mani- festado muy orgullosa de su silueta curvilínea y de generosas proporciones, pero afirma también que su talla nunca se aparta de la 6 y la 8 americanas (que en España serían la 40 y la 42), o sea, muy lejos de la 16 (la 48 en nuestro país), donde están situadas las estrellas citadas. Y Schumer se ha enfadado, y no porque le moleste estar calificada de gorda, sino porque, dice, no lo está.
Como una de las referencias a sus aseveraciones podemos observar el desnudo fotografiado
‘Glamour’ publica que su talla (entre la 40 y la 42) es de las llamadas “grandes” y ella opina lo contrario
por Annie Leibovitz para el calendario Pirelli, donde ilustra el mes de diciembre, con unos zapatos y un minúsculo tanga. Y allí se aprecia su silueta rotunda pero alejada de la categoría de gorda que Glamour le otorga.
Schumer ha lanzado a través de Instagram la pregunta definitiva a sus 3,8 millones de seguidores: “¿Chicas, esto es una talla grande?”, al tiempo que recrimina a la publicación que no hayan tenido al menos el detalle de consultarle su opinión antes de redactar el artículo.
Y ese será el dilema, que va a ocupar páginas porque a lo que opinen los fans y sus colegas –que cualquier provocación suya siempre tiene una finalidad sociopolítica–, deberá añadirse el parecer de los fabricantes de ropa, que eso de las tallas lo llevan muy mal: raras veces dos prendas de la misma medida y distinta marca, incluso a veces de la mis- ma, coinciden en el tamaño. Hay quien puede pensar que esta nueva protesta de la comediante rebelde está un tanto forzada y puede obedecer a su carácter de ir siempre algo más allá que sus colegas. Lo habitual en la artista está en la irreverencia de sus monólogos, sus shows televisivos, incluso su película Y de repente, tú, que produce, firma el guion y protagoniza (y dirige su amigo Judd Apatow). En la cinta Schu- mer tiene un dilema, aceptar la monogamia al encontrar el amor definitivo, frente a las ideas paternas que, al parecer, eran las de su propio padre (enfermo de esclerosis múltiple), a quien, de pequeña, le cantaba Let me entertain you, del musical Gypsy, dedicado a la inventora del striptease Gypsy Rose Lee. Los textos menos adecuados para que una niña, aún enmarcada en el particular ambiente docente de su casa, usara para distraer a papá.