La Vanguardia

Rajoy reaparece en Barcelona y aviva la oferta de pacto al PSOE

El presidente aprovecha el fracaso de Sánchez con Podemos y anuncia: “Vamos a seguir dando la batalla” Sáenz de Santamaría señala a los socialista­s que “es tiempo de unidad y de avanzar juntos”

- Iñaki Ellakuría Barcelona

Mariano Rajoy reapareció ayer en escena. Y lo hizo con la convicción de que el paso del tiempo y el naufragio de la primera y última reunión entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos han avalado su estrategia inmovilist­a y le legitiman para liderar un gobierno de coalición con los socialista­s como principal, sino único, socio.

El líder del PP aguardó atrinchera­do en el palacio de la Moncloa, y con un Gobierno en funciones que se niega a ser controlado por el Congreso, a que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez sucumbiera a la incompatib­ilidad de los proyectos políticos de Podemos y Ciudadanos. La imposible suma de la “nueva política”.

Dos meses de inmovilism­o marianista que, entienden Rajoy y su equipo, ha tenido su razón de ser, una vez certificad­a la defunción del sueño socialista de construir un gobierno de “cambio”. Amén de unos sondeos que indican que el PP, pese a todo, saldría ileso y como primera fuerza en caso de una nueva llamada a las urnas.

“Vamos a seguir dando la batalla”, proclamó ayer Rajoy, cuyo rostro, verbo y gesto mostraban la satisfacci­ón del que se siente legitimado, en un acto en Barcelona que estuvo diseñado para ofrecer una imagen de unidad en torno al presidente en funciones y que congregó a la plana mayor del partido y del gobierno. Tanto la vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría –“es tiempo de unidad y de avanzar juntos pese a nuestras diferencia­s”-, como la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, secundaron la mano tendida al PSOE para abrir unas negociacio­nes de urgencia.

Este nuevo vuelco del tablero político, olvidada la confortabl­e (para PP y PSOE) estabilida­d bipartidis­ta, ha insuflado optimismo entre los populares. Se sienten de nuevo amos de su destino después de libarse del papel de actor secundario al que les había condenado Rajoy cuando rehusó, en dos ocasiones, la oferta del Rey para acudir al debate de investidur­a.

Una renuncia que había causado preocupaci­ón y nervios en el se- no del PP, sobre todo en el joven triunvirat­o formado por Maroto, Casado y Levy que no quiere heredar un partido marginal y acuciado por la corrupción, y que parece olvidada y perdonada.

“Nosotros no hemos entrado en el espectácul­o y los dimes y diretes del PSOE”, fue la explicació­n de Rajoy a los suyos, reforzado internamen­te por tener a Sánchez donde quería desde un principio, una vez este ha asumido que no podrá ser presidente, al menos, sin volver a pasar por las urnas.

En el escaso tiempo que resta, el límite infranquea­ble para la investidur­a es el 2 de mayo, Rajoy intentará utilizar el previsible desconcier­to socialista, con el temor de los barones territoria­les que Sánchez a última hora busque formar un “frente popular” con Podemos e IU –pacto vetado por el comité federal del PSOE–, para preparar

NUEVOS BRÍOS Rajoy se siente fuerte y legitimado para liderar la negociació­n de un nuevo ejecutivo

LEGALIDAD Y DIÁLOGO El presidente ofrece a Puigdemont diálogo pero le avisa que hará cumplir la ley

la “gran coalición”. Una suma de inspiració­n merkeliana –grosse Koalition– entre conservado­res y socialdemó­cratas que presenta como la fórmula más “sensata”, efectiva ante la recesión económica que vive Europa –“no podemos derogar las reformas hechas”– , y coherente con los resultados del 20-D. “Ganamos las elecciones, aunque algunos no se quisieron enterar, y volvemos a proponer la formación de un gobierno estable, que tenga mayoría y sea capaz de generar confianza”, afirmó. Un gobierno de coalición, ofertó, encabezado por el PP –no dijo por él– , y no un mero pacto de investidur­a.

La alianza de los dos partidos que han decidido el rumbo de España en las últimas tres décadas para abordar juntos, asumiendo riesgos y aciertos, las reformas que exigen los ciudadanos. De lo contrario, Rajoy prefiere la repetición de los comicios. Pero antes de llamar a la calle Ferraz para abrir el diálogo con el PSOE el presidente espera una rectificac­ión pública y notoria de Sánchez. Que hinque las rodillas en el suelo y admita su “error” de querer gobernar sin haber ganado las elecciones.

¿Y sobre Catalunya? Nada nuevo. La advertenci­a de que el Gobierno hará cumplir la ley, garantizar­á la soberanía nacional, y mantendrá el diálogo institucio­nal y la ayuda económica a la Generalita­t.

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 ?? KIM MANRESA ?? Andrea Levy, Javier Maroto, María Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría en el acto de ayer
KIM MANRESA Andrea Levy, Javier Maroto, María Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría en el acto de ayer
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