La Vanguardia

El Barça se complica la Liga en Anoeta (1-0)

El Barça vuelve a caer en Anoeta y la Liga se aprieta en la recta final

- ANTONI LÓPEZ TOVAR San Sebastián

Sin margen de error. Con un punto de los últimos nueve disputados el Barcelona ha dilapidado una ventaja en el campeonato que parecía definitiva, ha extraviado las buenas sensacione­s y el miércoles se juega la Liga de Campeones dolorido por la derrota de Anoeta y frente a un Atlético resabiado y extraordin­ariamente competitiv­o. El equipo de Luis Enrique, desconocid­o desde el paréntesis de seleccione­s, careció de frescura y de ideas para derribar el estricto dispositiv­o defensivo de una Real Sociedad que marcó al comienzo y se dedicó a conservar el resultado sin apenas sufrir situacione­s traumática­s porque el Barça no supo desequilib­rar y terminó ofuscado por la impotencia y la desesperac­ión, jugando con una defensa de dos. El increíble maleficio de Anoeta se eterniza. Es necesario comprobar, a partir del miércoles, si se limitará a un resultado puntual o su alcance adquirirá dimensione­s catastrófi­cas en forma de pérdida de títulos. A la hora de la verdad el Barça está fallando y ayer comprobó lo mal que se vive en ausencia de Luis Suárez cuando la falta de fluidez hace que sólo el gol sea lo importante.

Atlético y Real Madrid habían hecho su trabajo, que consistía en recortar a 3 y 4 puntos, respectiva­mente, la distancia respecto al líder. El Barça, en consecuenc­ia, salió presionado en su estadio maldito, donde acumula cuatro derrotas y un empate desde que la Real recuperó la Primera División. Victorias de los perseguido­res inmediatam­ente antes de un partido en San Sebastián y después del severo desgaste físico y anímico provocado por la disputa consecutiv­a de un clásico y de un exigente enfrentami­ento de Liga de Campeones contra el Atlético. El Barça no podía imaginar un decorado más desfavorab­le, pero existía. En menos de cinco minutos la Real tomó ventaja con un impecable testarazo de Oyarzabal a centro no menos espléndido de Xabi Prieto desde la derecha. La única vez que el conjunto blaugrana se ha impuesto en Anoeta después de conceder el

primer gol fue en 1930. Una maldición más longeva que la que lanzó Béla Guttmann al Benfica. Dependía del Barcelona impedir que el maleficio se aternizara.

Coartado por la temible visita del miércoles al Vicente Calderón, Luis Enrique practicó recortes significat­ivos en el once inicial. En todas las líneas, pero especialme­nte en el centro del campo, donde Rafinha y Arda decepciona­ron como relevos de Rakitic e Iniesta. El brasileño, en su primera titularida­d después de la lesión de septiembre, acusó la inactivida­d. El turco sigue sin encontrar el modo de adaptar sus cualidades a la mecánica del Barcelona. Sergi Roberto concedió descanso a Alba en el lateral izquierdo, demarcació­n que el polivalent­e futbolista de Reus ocupó por tercera vez en este curso, y Munir cubrió la ausencia por sanción de Luis Suárez.

La presión adelantada del equiRafinh­a, po de Eusebio Sacristán sorprendió al Barça de inicio. Se sintió incómodo y se encontró con el golpe de Oyarzabal cuando todavía meditaba sobre la manera de superar las líneas rivales. Inmediatam­ente trató de imponer su juego el conjunto de Luis Enrique en un Anoeta rugiente y sobre un césped acelerado por la lluvia de toda la jornada, que cesó poco antes del partido. Pero las posesiones quedaban siempre arruinadas por alguna imprecisió­n en la zona de ataque. Aunque no renunció a las réplicas esporádica­s, con el gol Eusebio situó a todos sus jugadores por detrás del balón y dejó al Barcelona sin espacios para profundiza­r. Su ofensiva fue monótona y previsible. Ni Messi, que intentó diferentes individual­idades, fue capaz de agrietar el espeso dispositiv­o donostiarr­a.

Más de media hora empleó el Barça en confeccion­ar una oportunida­d digna de mención, producto de un pase largo de Messi a Neymar, que bajó la pelota en la línea de fondo para Arda. Pero el remate rompedor del turco fue obstaculiz­ado por Rulli. Un murciélago sobrevoló la grada lateral de Anoeta. ¿Señal de mal augurio? ¿Prueba viviente de la maldición en San Sebastián?

En el segundo acto Luis Enrique no tuvo más remedio que introducir a Iniesta, en el lugar de en busca de mayor desequilib­rio. El contexto no cambió sino que se intensific­ó, con once realistas en la cocina y un Barça volcado sobre esa cocina, pero sin chispa para el guiso. En esta fase Rulli, inspirado, desbarató un buen disparo de Iniesta con la zurda desde la frontal y un libre directo de Neymar muy preciso. Y nada más, con lo que Luis Enrique tuvo que optar por el último recurso: en el 73 prescindió de Sergi Roberto, dio entrada a Rakitic y dibujó una defensa de tres unidades, que poco después fue de dos porque Piqué se fue a ejercer de delantero centro. Hasta este extremo llegó la desesperac­ión blaugrana, que no pudo paliar Messi con dos remates abortados por Rulli.

La ventaja del líder se reduce a tres puntos con el Atlético y a cuatro con el Madrid antes de la Champions El Barcelona, que comenzó con muchos secundario­s, terminó con una defensa de dos unidades Oyarzabal marcó en el minuto 5 y el conjunto azulgrana, sin ideas, fue incapaz de reaccionar

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Messi, con una actuación discreta como todo el equipo blaugrana, estuvo siempre muy controlado por jugadores de la Real
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ANDER GILLENEA / AFP

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