Palmira es de todos

Palmira está situada en un territorio roto por la guerra, donde el desastre es completo. Tras los combates, la destrucción alcanza al veinte por ciento de la antes orgullosa Tadmor, aquella antigua ciudad situada en el desierto de Siria cuyo nombre significa ciudad de los árboles de dátil. Palmira fue declarada patrimonio de la humanidad en el año 1980, y el 20 de junio del 2013, la Unesco incluyó su nombre en la lista del patrimonio en peligro para alertar sobre los riesgos a los que estaba expuesta debido a la guerra civil siria. Tristemente, el presagio se cumplió. ¿Y ahora qué? La reconstrucción, por supuesto. Ser patrimonio de la humanidad señala una responsabilidad internacional compartida, en la que todos los países deberían contribuir a su reconstrucción, si tal reconstrucción es finalmente posible. Alemania, Rusia e Italia ya se han comprometido, como señala el doctor Mahamun Abdelkarim, director de los museos de Siria, para recuperar la historia de todos. Ahora falta que el resto de los países den también un paso al frente.