Verónica Fisas
VERÓNICA FISAS, CONSEJERA DELEGADA DE NATURA BISSÉ
CONSEJERA DELEGADA NATURA BISSÉ
Natura Bissé ya es un gigante de la cosmética que vende al exterior el 75% de sus productos. Verónica Fisas, consejera delegada, desde hace unos meses ocupa un puesto en el consejo de administración de CaixaBank como independiente.
CCuando su padre, Ricardo Fisas fundó Natura Bissé en 1979, Verónica tenía 15 años. “Éramos una familia media, mi padre nunca había hablado antes de trabajo, mi madre estaba en casa... Y de repente, con un grupo de amigos empezaron a hablar todos del negocio. Y todos los hijos también nos involucramos: íbamos a hacer paquetes de muestras, a ayudar en temas de administración...”. Con los años, Natura Bissé se convirtió en una marca de cosmética que triunfaba en Estados Unidos con un posicionamiento de lujo muy superior al que tenía en su mercado local. Ahora el 75% de su facturación, que en el 2015 fue de casi 50 millones, es ya internacional.
Verónica Fisas Vergés (1964) es la consejera delegada y directora general de Natura Bissé, asumiendo un liderazgo que se encauzó de forma natural. “Papá fue el visionario, el motor, el estratega. Mamá es la que ha dado estilo, el acompañamiento, la empatía. El tándem era brutal”. Ricardo Fisas falleció en el 2012. “Siempre fomentó el liderazgo compartido, cuando nos incorporamos la segunda generación, nos dio mucha cancha”, explica Verónica, con la misma sonrisa, optimismo y vitalidad que transmitía su padre. Gloria Vergés preside ahora la empresa, y además de Verónica Fisas, la alta dirección la completan Patricia Fisas, consejera delegada y directora de marketing; Ricardo Fisas, vicepresidente de internacional; Joaquín Serra, hijo de uno de los accionistas fundadores y marido de Verónica, es consejero y director de relaciones institucionales, y José Borrell, marido de Patricia, es director financiero. “Una vez mi padre fue a una reunión de empresas familiares, y salió convencido de que no nos podía pasar como a Carlos de Inglaterra, que para reinar tiene que esperar a que se muera su madre”. Verónica explica las claves de su fórmula: “En una empresa familiar siempre hay momentos. Pero hemos tenido muy claro que la familia está por encima del negocio. Que el negocio es muy importante, pero que tiene entidad por sí mismo y no le tienen que afectar temas familiares”. Para ello, y ya en vistas al papel que tendrá la tercera generación, “hay mucho esfuerzo de comunicación”.
La comunicación es clave para una empresa de cosmética. “Hemos invertido mucho en conocimiento, en profesionalización, en generar talento. Ahora ha llegado el momento de desplegar velas, y queremos llegar a los 100 millones en el 2020. Queremos explicar a todo el mundo lo que somos”. Y no dejan de invertir en innovación: casi la mitad del crecimiento de los últimos años lo aportan los nuevos productos. “La gente no gasta en cremas Natura Bissé, sino que invierte en nuestras cremas, y quiere ver los resultados, en efectividad y en la experiencia”.
Verónica Fisas siempre ha estado en la empresa familiar. Estudió Derecho, y “fascinada” por el área mercantil, enseguida se implicó en la compañía. “Empecé a estudiar por las tardes, para poder trabajar por las mañanas. E hice un MBA, el único que había nocturno. Porque hay que trabajar: no sirve acumular grados y no tocar la realidad. ¡Yo soy muy práctica!”. Y en el 2001, Verónica y Joaquín no dudaron en coger las maletas cuando les avisaron de que había un problema en la filial de EE.UU. “Tuvimos que reaccionar de un día para otro, para dar confianza a la operación”. Y con sus tres hijas se instalaron en Dallas, durante siete años, y convirtieron EE.UU. en el principal mercado que hoy es para Natura Bissé. “Las cosas pasan porque tienen que pasar. Y cambiamos, de vender fuera, nos hemos internacionalizado de verdad. Es importante localizar y saber hasta dónde puedes comprometerte”. Una experiencia que les sirvió cuando apostaron por los países de Oriente Medio, o China. “En cada mercado hay cosas que son diferentes, pero tu esencia no la puedes cambiar, tienes que luchar por ello”.
Cuando llegó a los 50, la misma edad que tenía su padre cuando fundó la compañía, Verónica reconoce que pensó: “Ahora tengo experiencia, bagaje y ganas. Me atrevería a hacer algo más”. Poco después, hace unos meses, le llamaron de CaixaBank con la propuesta de ocupar un puesto en el consejo de administración, como independiente. “Soy consciente que hay unos cupos para las mujeres, pero es importante que las mujeres demos ese paso, y cuando nos llaman, estar”. Afronta este cargo con respeto e ilusión: “Mis hermanos me dicen: nos estás retando siempre, está bien que tú te pongas un reto”.
“Las mujeres tenemos que dar un paso, y cuando nos llaman, estar”, dice como consejera de CaixaBank