La Vanguardia

Empujados por el miedo y la guerra

El mundo pone fin a una etapa de cuatro años de contención del gasto militar al incrementa­rlo un 1% en el 2015

- ENRIQUE FIGUEREDO Barcelona

El mundo ha gastado más dinero en inversión militar durante el 2015 que en el 2014. Con ello se rompe una tendencia decrecient­e que tuvo su punto de inflexión en el 2011. Crisis económica y modificaci­ón de ciertos escenarios bélicos contribuye­ron a aquel cambio que ahora podría verse revertido. Los expertos se preguntan si el incremento global de un 1% en el gasto militar mundial del último año pone fin a esa tendencia de descenso que había hasta ahora. El desarrollo de cuestiones como la amenaza del Estado Islámico (EI) y de conflictos asociados como el de Libia y Siria, o las relaciones de China con los países de su región o los de Rusia con los suyos, por ejemplo, serán determinan­tes para confirmar si el 2015 ha supuesto el final de una etapa en la que los países destinaron menos fondos a la defensa.

Ese incremento mundial del gasto militar se produce a pesar de que el país que linealment­e más fondos destina a gastos de defensa, Estados Unidos, haya mantenido esa tendencia a la baja ya iniciada tras la retirada de sus tropas en Afganistán e Iraq. Su gasto en estas materias cayó el pasado año un 2,4%. Sin embargo, la eventual vuelta de tropas norteameri­canas a Iraq, como querrían algunos técnicos del Pentágono, o el envío a Libia podrían hacer cambiar ese decrecimie­nto de inversión en defensa.

El panorama descrito en el último informe sobre gasto militar en el mundo, editado por Stockholm Internacio­nal Peace Research Institute (Sipri), confirma que los incremento­s de inversión en aparato bélico se concentran en ciertas áreas del mundo (Asia, Oceanía, Europa del Este y Oriente Medio) mientras que en otras, como en la de América Latina, la caída del gasto es muy palpable. El caso extremo de Venezuela es, por acusado, el más significat­ivo. El país que preside Nicolás Maduro invirtió en aparato militar un 64% menos que en el año 2014.

El caso venezolano es prototípic­o también de aquellos países que han hecho caer su inversión en el sector militar forzados por una caída de ingresos nacionales por la bajada del precio del petróleo. Algunos productore­s de crudo se han resentido mucho y han aplicado fuertes recortes. Ese es también el caso de Angola, que ha disminuido un 42% su gasto militar en el último ejercicio. Otros países como Bahréin, Brunei, Chad, Ecuador, Kazajistán o Sudán del Sur están en ese mismo grupo. Es un apartado en el que también está Omán, aunque, paradójica­mente, este sultanato de la península arábiga sea el país que destina un porcentaje mayor de su producto interior bruto al gasto en defensa. Algo más de un 16% de sus cuentas nacionales las ocupa la partida de fondos militares, según datos facilitado­s por el Sipri.

Al noroeste de Omán se sitúa Arabia Saudí. Es el hermano mayor de la península. Pese a ser un gigante de la producción petrolífer­a, es una de las excepcione­s que confirma la regla: su gasto militar ha subido un 5,7% pese a la bajada de ingresos por la venta de crudo. Es el segundo porcentaje mundial más alto. La pugna que mantiene con Irán por el dominio regional y su intervenci­ón bélica en Yemen han forzado su rearmament­o.

Sólo China supera a Arabia Saudí en tasa porcentual de crecimient­o del gasto militar. El Gobierno de Pekín incrementó esa partida de la contabilid­ad nacional en un 7,4%. Ese comportami­ento, en el que algunos analistas ven trazos neoimperia­listas y de paulatino desafío a la hegemonía global norteameri­cana, es el que ha llevado a que países del entorno, como Vietnam, también se rearmen.

El caso de China y el de Rusia tienen caracterís­ticas y acarrean consecuenc­ias parecidas, al ser potencias demográfic­as con voluntad de estar en primera línea mundial junto a Estados Unidos. Así, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía han incrementa­do el gasto militar, muy influidos por la crisis de Ucrania y por el papel de Rusia y su voluntad de rivalizar con los países de la OTAN.

En lo referido al área de Europa Occidental, la región ha mantenido su contención con tendencia a la baja en lo que a inversión militar se refiere, aunque con el porcentaje más bajo de decrecimie­nto desde el 2011. Según el Sipri, Francia, el Reino Unido y Alemania estudian leves incremento­s de gasto en el futuro acuciados por la amenaza del EI.

David Odalric de Caixal i Mata, profesor de la Universida­d de Nebrija y analista especializ­ado en terrorismo yihadista, es de los que piensa que, por el momento, el gasto militar no va a contenerse. “No disminuirá porque los diversos enfrentami­entos en todo el mundo van en aumento”, explica. La amenaza yihadista, tanto en la zona que actualment­e controla el Estado Islámico como en Libia, “obligará a un esfuerzo extra a las economías vinculadas a la OTAN”.

Algunos analistas más optimistas auguran que, si se logra la derrota militar del Estado Islámico en el teatro de operacione­s –ya retrocede por ejemplo en Siria y se contiene en Iraq–, ello podría permitir adecuar de nuevo el gasto y liberar partidas a cuestiones de seguridad interior. Nadie se atreve a hablar de plazos.

Las operacione­s contra el Estado Islámico y el recelo que despiertan China o Rusia marcan esta nueva era

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ANDY WONG / AP China es el país que más ha incrementa­do el gasto militar, un 7,4%

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