Ángeles con plomo en las alas
Que modelos profesionales tengan que adelgazar aún más para este desfile dice mucho de la falsedad del entorno
Es una de las citas obligadas del calendario de los medios de comunicación: la presentación de la colección de lencería de Victoria’s Secret. Nadie renuncia a ofrecer imágenes y vídeos del desfile. Las espectaculares modelos se pasean en bragas, sujetadores, medias y ligueros, además de buen número de joyas de valor incalculable y muchos disfraces. Algunas llevan diademas de plumas como si fueran indios americanos y la mayoría todo tipo de alas elaboradas con los materiales más sofisticados e imaginativos. Seguro que lo han visto. Las imágenes aparecen en todas partes, hace ya veinte años que se celebra y cada vez tiene más éxito. Tanto da que sean programas estrictamente informativos como periódicos de referencia: los ángeles de Victoria’s Secret tienen asegurada cada año la difusión mundial. También un buen número de frases hechas y el uso de unas expresiones que vuelven locos a mis colegas: Menganita se ha colgado las alas por primera vez este año, Fulanita será el último año que las llevará porque ya es demasiado mayor o Zutanita dirá adiós a las alas durante un tiempo porque quiere ser madre. Los redactados que acompañan los vídeos y las fotografías harían enrojecer a becarios de primer curso de periodismo por cursis y vacíos de contenido.
En realidad, no hay noticia. Sólo se trata de mostrar imágenes de mujeres bellísimas prácticamente desnudas.
Las cincuenta modelos que desfilan son las más valoradas y todas saben que ser contratadas para esta presentación les asegura un aumento de su caché. Por eso están dispuestas a pasar las estrictas condiciones para que su cuerpo cumpla con los estándares de la marca. Tablas de gimnasia agotadoras y una dieta a base de batidos y suplementos dietéticos que va reduciéndose a medida que se acerca la fecha del desfile. Doce horas antes, no toman ni agua.
No quiero entrar en la imagen que se da de la mujer en la moda. Que modelos profesionales que trabajan en todo el mundo tengan que adelgazarse aún más para un desfile concreto dice mucho de la falsedad de este entorno. En buena medida se quiere que sigan teniendo el cuerpo de una eterna adolescente: caderas prácticamente inexistentes, pecho alto y firme o brazos y piernas largos y finos. Por eso vemos en las pasarelas chicas que no pueden esconder bajo el maquillaje que apenas han cumplido los dieciséis.
Hace tiempo que una de las tops mundiales y habitual del desfile de los angelitos en ropa interior, Adriana Lima, desveló las draconianas condiciones del desfile. Ahora lo ha hecho Erin Heatherton, que desfiló entre los 20 y los 25 años para Victoria’s Secret y que ha contado, tres años después de dejarlo, cómo la presionaron para que perdiera peso, la depresión que le causó ser cuestionada constantemente y cómo eso estuvo a punto de hacerle abandonar su carrera.
La entrevista con la modelo quizá aparecerá en muchos medios. También lo hacen las denuncias contra la moda como pésimo referente para adolescentes y mujeres, poniendo ejemplos imposibles e inalcanzables. También son habituales las noticias sobre la incidencia de los desórdenes alimenticios entre chicas y niñas. Pero, naturalmente, cuando vuelvan a salir los ángeles a desfilar, todos correrán de nuevo a buscar un hueco para fotos y vídeos. Quizá algún día vean a alguna desfallecer e irse al cielo de verdad.