Victoria Abril protagoniza una exitosa serie en Francia
La actriz protagoniza en Francia la popular serie de televisión ‘Clem’, seguida por 10 millones de espectadores
La cincuentena está siendo una década dorada para Victoria Abril. A los 56 años, la actriz española se ha incorporado plenamente al star system de su país de adopción, Francia, donde protagoniza una serie de éxito desde hace cinco temporadas y está a punto de estrenar en el cine Nacida para ganar, película dirigida por Vicente Villanueva. Tras superar una etapa difícil y con sus dos hijos fuera del nido, vive lo que ella misma define como una “nueva adolescencia”.
Igual que Caroline Boissier, su personaje en la popular serie
Clem –plebiscitada por una audiencia de 10 millones de espectadores–, Abril encarna a la cincuentañera vital y atractiva que combina diferentes facetas: madre, mujer, trabajadora y amante. Lo que el mundo del espectáculo anglosajón ha bautizado como una swofty, categoría en la que se incluye a artistas que han superado el medio siglo y que –gracias a una buena genética combinada con los avances clínicos– siguen siendo deseadas como Demi Moore, Susan Sarandon o Madonna.
A Victoria Abril le ha costado lo suyo conseguir que no la den por amortizada en una profesión donde el declive físico es mucho más castigado en las mujeres que los hombres. “Cuando eres actriz y estás en la cuarentena la situación es muy mala. No hay nada que hacer. Es una edad difícil en la que los directores no saben que hacer contigo. Eres demasiado joven para hacer de vieja y demasiado vieja para hacer de joven”, se lamenta en declaraciones a Paris
Match. Y confiesa que, en este periodo, de no haber sido por la música, habría caído en “la depresión total”.
Después de una incursión en la canción con un disco de clásicos de la bossa nova, Putcheros do
Brasil (2005), el mundo del cine le vuelve a sonreír. “A partir de la cincuentena, los guionistas escriben papeles de tu edad”, constata. Como ocurre con muchos actores veteranos, su renacimiento está ligado al fenómeno de las series televisivas de calidad. Regresa así a un
medio que, a finales de los setenta, la catapultó a la fama como una de las secretarias sexis del concurso
Un, dos, tres... La actriz, que debutó a los 15 años en el filme Obsesión, de Francisco Lara Polop, ha participado en cerca de 80 producciones y trabajado para directores como Vicente Aranda, Mario Camús, Carlos Saura, Agustín Díaz Yanes o Pedro Almodóvar.
Su brillante papel en ¡Átame!, del director manchego, despertó la vocación de actriz de Penélope Cruz. Premiada en los festivales de Cannes y Berlin, a diferencia de Cruz, Abril no triunfó en Hollywood. Pero encontró su sitio en Francia. Se mudó a París por amor. El cineasta Gérard de Battista, padre de sus dos hijos, Martín y Félix, hoy veinteañeros, la introdujo en los círculos artísticos, aunque Victoria no necesitaba presentación en un país rendido al genio de Almodóvar.
Tras la separación de Battista, mantuvo su residencia en París, alternando los trabajos en España y Francia, donde este año también estrena filme: Josephine s’arrondit, dirigida por Marilou Berry. “Cuando me ocupaba de mis hijos rodaba un par de filmes al año. Ahora, en un año he hecho unos trece para la televisión. Hace 25 años que no hacía algo así”, se complace. La televisión también la ha recuperado en España con la serie
Sin identidad, pero en Francia su popularidad se encuentra en un momento álgido. Amiga del diseñador Jean Paul Gaultier, se prodiga en revistas y platós. Recientemente, en Canal +, explicó un capítulo de su vida que parece extraído de un filme de Almodóvar: cuando era pequeña le dijeron que su padre había muerto, pero cuando, ya adulta, supo que estaba vivo –abandonó a su madre y se casó con otra– y finalmente le encontró, este acababa de fallecer. “Se murió dos veces”, concluye con ironía.