Toni Soler
Felicito al empezar la tertulia de ayer a Toni Soler (y a todo su equipo) por el décimo aniversario del Polònia, programa que se inició como Minoría Absoluta en RAC1 y en City TV y que se ha coronado en TV3. Compartimos tertulia con el expresidente de ERC Joan Puigcercós, que se le sobreentiende que no le gustaba en exceso que lo imitaran. A mí me da igual (relativamente). No me he sabido ver nunca en mi papel, con los defectos y excesos excelsos, pero debe ser así porque hace un tiempo me convencí que no eres nadie si no te imitan en el Polònia. Iba a la escuela a recoger a mi descendencia cuando un niño de la clase de mi hija me preguntó si era el del Polònia. Tenía dos opciones: o enviarlo a hacer puñetas o confirmar la imitación. “Sí. Lo soy” –dije–. Y vale. De hecho el primer día que me imitaron fue después de la entrevista de Ana Pastor a Mahmud Ahmadineyad, en marzo del 2011 en TVE. Pep Plaza, mi álter ego, se puso un velo (como el que le cayó a la Pastor en la entrevista) y me puso frente a un postizo líder iraní. Lo sé porque lo vi en la web del programa el día siguiente. En el momento de la imitación salí a pasear por la calle. De noche. Solo. Hasta que los whatsaps y el Twitter me despertaron de la vergüenza.