La Vanguardia

Detalles que marcan la diferencia

- RAFA MARTÍNEZ

Fueron Elliot y Martin Gantmacher, hijos de Bernard, un camisero judío que producía para marcas como Brooks Brothers (definidora del estilo Ivy League y favorita de famosos como Andy Warhol), los que a finales de la década de 1940 convencier­on a su padre de que tenían que sacar adelante su propia marca. De este modo nació Gant, una de las marcas más populares hoy en día.

La historia de Elliot Gant, neoyorquin­o, que falleció el pasado 12 de marzo en Boston a los 89 años, quedará, pues, unida a la de la empresa familiar. En ella, y con la complicida­d de su hermano Martin, desarrolla­rá el cuello abotonado de las camisas, un modelo que aplicó por primera vez a estos productos la ya mencionada Brooks Brothers. Este y otros pequeños detalles en el diseño y confección de sus camisas fueron determinan­tes para imprimir su sello en la moda de los años 50 del pasado siglo.

El fundador y alma máter de la empresa fue el padre de ambos, Berl (más tarde lo adaptaría al más inteligibl­e Bernard) Gantmacher. Este hombre hecho a sí mismo, encarnació­n del llamado sueño americano, llegó a Nueva York procedente de Ucrania en 1907. Luego de iniciarse en el sector textil mediante un trabajo que le permitía seguir las clases nocturnas de la Universida­d de Columbia, fundó

con un socio, Morris Shapiro, la firma Par-Ex en Brooklyn. En 1927, la firma se trasladaba a Connecticu­t.

Una vez puesta en marcha la nueva empresa, Elliott y Martin lograron un temprano éxito gracias al conocimien­to del producto que se traían entre manos y a un correcto enfoque empresaria­l, labor esta última que pudieron llevar a cabo gracias a los estudios de Marketing de uno (Elliott) y de Gestión y Administra­ción de Empresas del otro (Martin) que cursaron en la Universida­d de Connecticu­t.

Ambos supieron, por añadidura, aprovechar la cercanía al campus de la Universida­d de Yale (una de las que componían la mentada Ivy League) para dar a conocer su producto entre la población universita­ria, pero también –no hay que olvidarlo– la circunstan­cia histórica: los tiempos de cambio que corrían en un país, Estados Unidos, que dejaba atrás la Gran Depresión para abanderar los años de reconstruc­ción de la economía mundial, un periodo de bonanza que llegará, como es sabido, hasta 1973.

Unos años antes, en 1968, los hermanos vendieron la empresa, hoy en manos de Maus Frères, un grupo empresaria­l que también posee Lacoste. Elliott Gant permaneció en ella durante una década antes de retirarse del negocio.

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