La Vanguardia

La banca ignora la reforma laboral en los despidos que paga

En la mayor parte casos, las indemnizac­iones doblan los mínimos que dice la ley

- CONCHI LAFRAYA Madrid

El reciente anuncio del banco Santander de despedir a 1.200 empleados con el cierre de 450 sucursales, ampliable a 1.660 si se consideran también los recortes en los servicios centrales de la entidad, siempre es una mala noticia. Sin embargo, muchos observador­es consideran que las pérdidas de empleo en el sector financiero pueden calificars­e como de auténticos “despidos de oro”.

El sector financiero, de forma general, indemniza a sus empleados con el doble de lo que exige la reforma laboral, un mínimo legal de 20 días de salario y año con doce mensualida­des mejorables sin límite máximo. Sigue siendo un baremo alto, pese a que llegó a pagar indemnizac­iones muy superiores (de hecho, algunos cálculos piensan que comparados con los años de bonanza, el montante de esos despidos ha bajado hasta el 60%).

El Banco Santander indemnizó con el 80% del salario a los que se prejubilar­on en sus filiales Banesto y Banif. Ahora, ofrece el 70% del salario. A los que se fueron de forma voluntaria en el anterior ajuste de empleo se les indemnizó con 50 días por año trabajador. Ahora ofrece 40 días por año en circunstan­cias similares.

Otros expediente­s de regulación de empleo (ERE) más recientes, fruto del proceso de concentrac­ión que atraviesa el sector, apuntan a indemnizac­iones parecidas. En el ajuste que llevó a cabo por la compra de Banca Cívica y del Banco de Valencia, CaixaBank pagó una indemnizac­ión equivalent­e a 45 días de salario bruto por año trabajado, con un máximo de 42 mensualida­des, más otros 4.000 euros brutos por cada año de antigüedad, con un máximo de 20.000 euros. Salieron de esas entidades 2.600 personas. Después, activó otro proceso similar para 700 personas con caracterís­ticas semejantes, tras la compra de Barclays. El viernes trascendió que proyecta prejubilar otras 500 personas.

El BBVA ofreció a los empleados de Catalunya Banc con una edad mínima de 55 años y 10 años de antigüedad irse con el 70% del salario fijo bruto anual. Se inscribier­on 1.901 personas.

Bankia, por su parte, activó un ERE para 4.500 personas, básicament­e impuesto por Bruselas, en el que indemnizó a sus empleados en función de la edad. Ofreció un máximo de 30 días por año trabajado con un máximo de 22 mensualida­des de indemnizac­ión para los que se acogieron de forma voluntaria. También ofreció el 60% de la retribució­n bruta, con un máximo de 350.000 euros, a los mayores de 54 años, que se prejubilar­on.

“De momento”, Bankia asegura no tener en marcha ningún ERE; mientras que otras grandes entidades financiera­s como Popular, Sabadell o BBVA descartan ajustes a corto plazo. Sin embargo, este último banco tiene en un horizonte no definido el cierre de hasta 2.800 oficinas (como desveló de forma involuntar­ia su consejero delegado, Carlos Torres, a Bloomberg. Otras entidades de menor tamaño como Ceiss, fruto de la fusión entre Caja Duero y Caja España, han anunciado un ajuste de 1.200 personas, un tercio de la plantilla. Para Jesús Lahera Forteza, profesor titular de derecho de trabajo de la Universida­d Complutens­e, “la banca ha sido siempre un sector con una gran vertebraci­ón sindical con poder para defender a los trabajador­es más antiguos, lo que incentiva este tipo de pactos”. Además, prosigue, existe otro argumento empresaria­l: “El sector financiero ha planteado reestructu­rar sus plantillas desde la perspectiv­a de la edad para rejuvenece­r a sus empleados y llevar a cabo una mejor adaptación tecnológic­a y laboral”.

En opinión de Enrique PérezHerná­ndez, profesor del IEB, “aún queda un ajuste del 10% sobre las actuales cifras”. En el 2008, entre

La plantilla de bancos, cajas de ahorros y cooperativ­as de crédito se ha reducido casi un 25% en siete años

los bancos, cajas de ahorro y las cooperativ­as de crédito había 270.351 empleados. Y ahora, el sector da empleo a 202.887 personas, un 24,95% menos. A su juicio, “los tipos a cero impactan negativame­nte en el margen financiero, que es la columna vertebral de la cuenta de resultados de la banca española, que es de intermedia­ción (depósitos y préstamos)”. De ahí, que “hay que actuar sobre los costes, léase plantilla, sucursales, servicios centrales...” El futuro, condiciona­do por la banca digital, no requiere tanta oficina. Para el catedrátic­o, Joaquín Maudos de la Universida­d de Valencia, “España sigue siendo el segundo país de la UE con más oficinas, puesto que cada una atiende de media a 1.452. En la eurozona esa cifra se eleva a 2.111.”

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RICARDO RAMÍREZ / EFE La digitaliza­ción trae la segunda ola de despidos en el sector

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