Luis Enrique apela al orgullo frente a la crisis
El técnico insufla optimismo para frenar la caída del Barça
Existe un detalle muy significativo de la gravedad de la situación del Barcelona después de la derrota de Anoeta. En su comparecencia ante los medios después del partido Luis Enrique articuló la respuesta más extensa desde que ocupa el banquillo blaugrana. Para un técnico propenso a economizar en el lenguaje, una argumentación de 2 minutos y 29 segundos en la que empleó casi 500 palabras no es una práctica gratuita. El entrenador utilizó la palabra y la expresión no verbal para intentar desdramatizar el panorama y reivindicar la implicación de todo el barcelonismo en la fase decisiva de una temporada que se ha complicado. Técnicos como Guardiola o Mourinho son expertos en influir en el ambiente a través del relato, de calentar o enfriar un partido, de enviar mensajes encriptados a destinatarios precisos. Nunca como el sábado Luis Enrique había pretendido influir tanto en el entorno desde una sala de prensa. “Se puede hablar de tácticas, pero lo más importante es el deseo, la motivación”, dijo Pep en vísperas de un partido trascendente.
“De una situación así no se sale llorando o lamentándose. No se trata de pensar lo que puede hacer el equipo por mí sino lo que yo puedo hacer por el equipo”, arengó enfáticamente el entrenador asturiano, parafraseando el primer discurso presidencial de John F. Kennedy en 1961, trufado de sentencias y frases grandilocuentes: “Ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country” (No os preguntéis qué puede hacer vuestro país por vosotros; preguntaos qué podéis hacer vosotros por vuestro país). El destinatario tanto pueden ser los jugadores como los aficionados o el barcelonismo en general. La idea, aglutinar esfuerzos y reforzar el optimismo para escapar de una dinámica de juego y resultados que ha puesto en cuestión las aspiraciones del Barcelona en la Liga y en la Champions.
Jordi Costa (RAC1) abrió la conferencia de prensa de Anoeta preguntando a Luis Enrique sobre su nivel de preocupación. Y el técnico, después de reconocer el mal juego y afirmar que, no obstante, el Barça no mereció perder, defendió a los jugadores –sembrar más dudas tendría un efecto contraproducente– y se puso a desarrollar el discurso de la esperanza: “No se trata de volver a hablar de preocupaciones, se trata de hablar que en la jornada 32 los
líderes somos nosotros con 3 puntos de ventaja sobre el Atlético, con 4 sobre el Real Madrid. Hay Liga, evidentemente, quedan 6 jornadas, es una Liga abierta, apasionante y la ganará el mejor. Nosotros evidentemente somos los primeros. Empezar a realizar valoraciones negativas y pesimistas que seguramente nos van a acompañar a lo largo de estos días no beneficia en nada a mi equipo, no nos apoya”. Sin expresar esta vez ningún signo de crispación, Luis Enrique apeló a borrar de la memoria el desastre de San Sebastián y “pensar en que el miércoles tenemos la posibilidad de pasar a las semifinales de la Champions, que el domingo tenemos al Valencia en casa y quiero ver un Camp Nou como nunca y que ahora es cuando necesitamos a todos los culés”. El aficionado, en su condición de sostén del equipo cuando van mal dadas, gana protagonismo en el manual de Luis Enrique: “No tengo ninguna duda de que van a estar ahí. El que se quiera subir al carro, que se suba. Recuerdo que el año pasado a estas alturas en esta jornada sólo sacábamos 2 puntos al segundo y perdíamos el goal
average con todos”. Finalmente, una referencia al orgullo como recurso motivacional de urgencia: “Tenemos una maravillosa oportunidad para demostrar que somos el mejor equipo del mundo y por eso llevamos un escudo en el pecho que así lo identifica. Ahora se trata de ver a nuestro equipo. No tengo ninguna duda de que ahora se trata de competir”.
El técnico parafraseó el discurso presidencial de Kennedy: pregúntate qué puedes hacer por el equipo “Somos el mejor equipo del mundo y por eso llevamos un escudo que lo identifica”