Obama quiere alertar contra la amenaza nuclear desde Hiroshima
El líder de EE.UU. se plantea visitar la ciudad nipona víctima de la bomba atómica
El presidente Barack Obama está marcando el final de su segundo mandato con gestos simbólicos. Ahora se plantea visitar Hiroshima, una de las dos ciudades japonesas sobre las que su país lanzó la bomba atómica.
Barack Obama está empeñado en romper los tabúes que arrastra la historia de Estados Unidos. El líder de la primera potencia ha cambiado el esquema de relaciones con países considerados enemigos como Irán, Cuba, Vietnam... También ha hecho autocrítica del apoyo de su país a las dictaduras en Latinoamérica. Cuando faltan pocos meses para su relevo en la Casa Blanca, Obama se plantea ahora visitar Hiroshima, la ciudad que sufrió el ataque más cruel de la historia de la humanidad, pero la iniciativa ha abierto un debate. ¿Debe hacerlo? ¿Debe el presidente de Estados Unidos pedir perdón?
Si Harry S. Truman pasó a la historia por ordenar el uso de la bomba atómica en los ataques a Hiroshima y Nagasaki, que en 1945 causaron 80.000 y 40.000 muertos respectivamente y unas secuelas que se sufren todavía setenta años después, el actual presidente pretende que su legado incorpore la reconciliación definitiva y su aportación a un mundo libre de armas nucleares. Sin embargo, nada está decidido porque las autoridades de Estados Unidos y de Japón están calibrando las repercusiones que tendría el acontecimiento.
Rose Gottemoeller, subsecretaria para el Control de Armas y Seguridad Internacional, levantó la liebre en marzo pasado cuando unos periodistas japoneses le preguntaron si existía la posibilidad de que Obama visitara Hiroshima en mayo aprovechando la participación del presidente de Estados Unidos en la Cumbre que el G-7 va a celebrar en Ise-Shima, a medio camino entre Tokio e Hiroshima. “El presidente lo está considerando”, declaró Gottemoeller.
Obama ha visitado Japón tres veces durante su mandato, pero en ningún momento se consideró que la visita a las ciudades afectadas por el bombardeo nuclear fuera políticamente oportuna. El presidente estadounidense sí tuvo algunos gestos significativos que buscaban la complicidad, como el saludo reverencial al emperador Akihito en el 2009, que le reportó fuertes críticas en Washington, donde fue ridiculizado por sus adversarios políticos como un presidente débil.
Según informó ayer The Washington Post, citando fuentes de la Administración Obama, la intención del presidente no es limitarse a una visita protocolaria, sino que además de rendir tributo a las víctimas del ataque nuclear, pronunciaría una conferencia ratificando su iniciativa por un mundo “sin armas nucleares”, en la línea del discurso que pronunció en Praga en el 2009, nada más arrancar su mandato como presidente y que fue el principal argumento del comité noruego que le concedió aquel mismo año el premio Nobel de la Paz.
¿Cuál es el problema? Por parte japonesa no hay. Los alcaldes de Hiroshima, Kazumi Matsui, y de Nagasaki, Tomihisa Taue, ya cursaron una invitación a Obama a través de la embajadora, Caroline Kennedy. La cuestión es si Obama debe pedir perdón. Los alcaldes se conformaban con que proclamara la abolición de las armas nucleares como un objetivo de la humanidad, pero
La cuestión es si el presidente de EE.UU. debe disculparse: mal si no lo hace y si lo hace los republicanos lo crujirán
algunos sectores de la opinión pública se muestran más exigentes. Yuki Tanaka, profesor retirado de la Universidad de Hiroshima, declaró entonces que “EE.UU. debe reconocer que Hiroshima fue un crimen contra la humanidad y exigimos una disculpa”.
Ocurre que las cosas se ven al revés en Estados Unidos. El 56% de los estadounidenses considera que el bombardeo atómico sobre Japón estuvo plenamente justificado, según un sondeo que realizó el año pasado el Pew Research Center con motivo del 70 aniversario de los ataques. El argumento de Truman, según el cual el ataque nuclear aceleró el fin de la guerra y ahorró muchas vidas de soldados estadounidenses ha cuajado. Si ahora Obama se disculpa, los ataques de los candidatos republicanos no se harán esperar y no hay nada que movilice más a los conservadores que el enaltecimiento del orgullo nacional.
Ocurre que Obama es muy obstinado, sobre todo con su legado. De momento ya ha enviado a John Kerry, que rendirá hoy tributo a las víctimas. El secretario de Estado es la principal autoridad estadounidense que visita Hiroshima después del ataque y allana el camino para que el mes que viene Obama rompa el enésimo tabú.