Narendra Modi
La explosión, en una fiesta religiosa en Kerala, deja al menos 110 muertos
PRIMER MINISTRO INDIO
Pese a que Modi (65) llevó en su avión médicos especialistas a Kerala, tras una explosión pirotécnica que dejó más de cien muertos, el accidente pone en evidencia la total falta de control en este tipo de actividades festivas.
Un espectáculo pirotécnico de fin de fiesta provocó ayer más de 110 muertos y 350 heridos en un templo del sur de India. Eran ya las tres y media de la mañana, en la última hora del último día de las fiestas, cuando el edificio en el que se almacenaban los artefactos todavía por lanzar se convirtió en una bola de fuego, presumiblemente por alguna chispa o cohete errante. La explosión fue de tal violencia que un fragmento de cemento habría derribado a un motorista a un kilómetro de distancia. Por lo que es fácil imaginar el espectáculo dantesco en el que se convirtió la explanada del complejo religioso, donde se congregaban unos 15.000 espectadores. El pánico se vio agravado por un apagón, atenuado apenas por las llamas.
Sólo unas 70 víctimas han podido ser identificadas hasta el momento. Muchas de ellas perecieron por el desplome de un edificio administrativo y algunos templetes del complejo centenario de Puttangala, en Paravur, localidad costera cercana a Kollam, en el estado de Kerala.
El uso de cohetes y petardos es frecuente en India, no sólo en fiestas religiosas –cuando el nivel de contaminación se multiplica por diez–, sino también en bodas y otras celebraciones, a menudo con total desprecio por las normas de seguridad.
En el caso de la explosión de ayer, los organizadores habían visto denegada la solicitud de competición entre dos asociaciones vinculadas al templo hindú, pero habían decidido llevarla adelante de todos modos. Los premios en metálico –siempre mayores en campana electoral, como es ahora el caso en Kerala– provoca que se tomen cada vez mas riesgos en este tipo de exhibiciones.
El primer ministro, Narendra Modi, acompañó en su avión oficial a una quincena de doctores especialistas en quemaduras. También la marina ofreció varios helicópteros para el traslado de heridos al hospital. Entre los fallecidos se encuentra el empresario de pirotecnia contratado, que según la policía habría almacenado 150 kilos de explosivos, en lugar de los quince kilos que estaban autorizados.
Las catástrofes relacionadas con la pirotecnia son desgraciadamente comunes en India, aunque no se recuerda ninguna de esta magnitud. En Kerala son particularmente frecuentes, ya que los cohetes son el plato fuerte de muchas fiestas religiosas, tanto en templos como en iglesias.
En el vecino Tamil Nadu son tanto o más habituales. Allí está Sivakasi, el pueblo donde se concentra el 90% de la industria pirotécnica. En Sivakasi, un promedio de 25 trabajadores muere en accidentes laborales cada año. Con el agravante de que en muchos casos se trata de niños subcontratados. La presión legal de momento sólo ha conseguido que en lugar de trabajar en las fabricas trabajen en casa, todavía con menor supervisión. La prohibición de los petardos chinos, tan beneficiosa para los cientos de empresas de Sivakasi no ha ido acompañada de mayores exigencias.
La empresa de fuegos artificiales había almacenado 150 kilos de explosivos en lugar de los 15 autorizados