El objetivo volvía a ser Francia
La presión policial obligó a cambiar los planes de los terroristas de Bruselas
Los avances en las pesquisas policiales y la detención de Salah Abdeslam pudieron llevar a sus cómplices a cambiar de planes y atacar Bruselas el pasado 22 de marzo en lugar de Francia, como era su ambición original. “Varios elementos de la investigación indican que el objetivo del grupo terrorista era golpear de nuevo en Francia”, afirmó ayer la Fiscalía belga en un comunicado. La decisión de atentar en el aeropuerto y el metro de Bruselas se tomó “de forma urgente”, aseguran, debido a la presión policial.
El pasado 17 de marzo, junto con Abdeslam fueron detenidas dos personas más; una cuarta falleció en un tiroteo con la policía. La falta de medios y el temor a una nueva acción policial podría haber llevado al resto del grupo a alterar sus planes. La Fiscalía evitó concretar en qué elementos se basan sus afirmaciones, pero según varios medios belgas cuenta con “evidencias científicas”.
Para el primer ministro francés, Manuel Valls, “es una prueba más de las muy elevadas amenazas que se ciernen sobre toda Europa y Francia en particular”. Valls evitó “hacer especulaciones” sobre su naturaleza concreta. El diario Le Monde relaciona estas informaciones con la detención en BoulogneBillancourt (Francia), tres días después de los atentados de Bruselas, de Reda Kriket, un francés de 34 años considerado próximo al yihadista belga Abdelhamid Abbaoud, coordinador de los ataques del 13-N. La policía halló en el piso “un arsenal de una amplitud inédita”, según la fiscalía francesa, que sospecha que preparaba un ataque inminente.
Aunque los principales sospechosos de los atentados de París y Bruselas están muertos (13) o detenidos (unos 15), el Gobierno belga llama a la cautela y no descarta que haya más células activas o durmientes en el país. Se sospecha de la implicación de al menos entre una y cuatro personas más, empezando por la tercera persona que Abdeslam fue a recoger el tres de octubre a Ulm (Alemania) y que probablemente entró en Europa con un pasaporte sirio falso. Su paradero e identidad real se desconocen.
Dos días después de los atentados de París, Abbaoud aseguró que habían vuelto a Europa desde Siria unas 90 personas con el objetivo de cometer atentados. “Me dijo que
Valls: “Es una prueba más de las elevadas amenazas que se ciernen sobre Europa y en particular Francia”
con él volvieron sirios, iraquíes, franceses, alemanes, ingleses (...), que eran unos 90 y que estaban por todas partes en Ile-de-France” y entraron con documentación falsa, relató recientemente a la radio francesa RMC la mujer que puso sobre la pista a la policía francesa sobre el paradero de Abbaoud; la testigo, cuya identidad está protegida, era amiga de Hasna Aït Boulahcen, la prima del terrorista afiliado al Estado Islámico (EI). Imposible saber si fanfarroneaba o no.
Abbaoud, entonces ya activamente buscado por la policía francesa y belga por los ataques del 13-N, habría explicado claramente la razón de su presencia en Europa: “Ha habido intentos fallidos en el pasado pero yo estoy aquí para evitar que haya más”, sostiene la mujer que le dijo. Abbaoud planificaba atentar contra el barrio financiero de París pero no tuvo ocasión de hacerlo: murió el 18 de noviembre, acribillado a tiros por la policía en el largo asalto al piso franco de Saint Denis, donde se escondía con varios colaboradores.
Abbaoud, que se cree que parti-
cipó activamente en los ataques a varias terrazas de París, resurge siempre como un personaje clave en la red del comando terrorista responsable de los atentados de París y Bruselas. Conocía a los hermanos Abdeslam desde su paso por la cárcel, donde supuestamente se radicalizó antes de viajar a Siria para sumarse a la lucha yihadista. El Estado Islámico ha presumido en varias ocasiones del supuesto papel relevante que el joven tenía dentro la organización; expertos europeos en yihadismo sospechan que en realidad tenía responsabilidades menores pero explotaban su presencia con fines propagandísticos.
En la misma katiba (batallón) que Abbaoud combatió y murió Suleyman Abrini, hermano de uno de los sospechosos detenidos la semana pasada en Bruselas, Mohamed Abrini. También él trató de pasar en algún momento a Siria, aunque sólo se tiene constancia de que estuvo en Turquía. La policía le buscaba por su papel en la organización de los atentados de París (alquiló un piso usado por los terroristas y se trasladó a París con Abdeslam antes de los ataques). Sus huellas aparecieron también en el apartamento de Bruselas del que salió el comando que atentó contra el aeropuerto.
Él mismo ha admitido ser el terrorista del sombrero, anunció el sábado la Fiscalía, confirmando así las sospechas de la policía de que era el tercer terrorista, que huyó a pie del aeropuerto sin hacer estallar sus explosivos. Pieter Van Ostaeyen, experto sobre el movimiento yihadista belga, no cree que Abrini sea esa persona. “No es más que una intuición, pero me cuesta mucho creerme que alguien a ese nivel en el EI pueda ser el llamado hombre del sombrero”, ha declarado a la agencia Belga; “por lo que conozco al EI, y hace tiempo que lo estudio, no me encaja con su forma de actuar”.
Abrini, sospecha Van Ostaeyen, podría haber hecho estas confesiones a la policía con el objetivo de proteger a otros miembros de la red terrorista. El sospechoso, acusado de participación en atentado terrorista, aseguró a la policía que se deshizo del abrigo blanco con el que se ve al tercer terrorista en el aeropuerto tirándolo en una papelera (varias cámaras de seguridad callejeras lo muestran sin él en un momento dado de su huida). La versión sobre el destino que dio a su sombrero es cuando menos sospechosa: Mohamed Abrini asegura que lo vendió, ha explicado la Fiscalía. Extraña ocupación para alguien que trataba de ocultarse de la policía por participar en el peor atentado terrorista de la historia del país.