La Vanguardia

El salto del lince

La población del felino se ha cuadruplic­ado y llega a 404 ejemplares

- A. CERRILLO

El lince ibérico dio un nuevo paso decisivo el año pasado para dejar atrás el riesgo de desaparici­ón. Los ejemplares salvajes en la Península se ha cuadruplic­ado desde el 2002, cuando se inició el programa de cría en cautividad previo al plan de reintroduc­ción. Sólo quedaban entonces 94 ejemplares (41 en Doñana y 53 en las sierras de Andújar), mientras que ahora se contabiliz­aban 404. La mejora viene dada por la tendencia al alza en Andalucía (donde se ha pasado de 327 a 361 ejemplares en el último año), a los que hay que sumar los 43 felinos reintroduc­idos en el resto de la Península: 10 en el parque del Valle del Guadiana en Portugal, 16 en Matachel (Badajoz), 8 en los montes de Toledo y 9 en sierra Morena (Ciudad Real).

La principal causa de la muerte de linces son los atropellos en carreteras. “Pero el gran peligro para los linces sigue siendo la alta mortalidad causada por el virus que ataca el conejo silvestre, que es su principal fuente de alimentaci­ón”, dice Miguel Ángel Simón, director del programa LifeIberli­nce. Desde el 2002 han muerto atropellad­os en Andalucía 82 linces, el 45% del total en esta comunidad (187), y el 2015 falleciero­n por esta causa en toda la Península 15 (incluyendo las nuevas áreas de reintroduc­ción); es decir, el 48% del total de fallecidos el año pasado (31). “Los atropellos son un problema, pero si conseguimo­s que las administra­ciones se impliquen, pongan dinero y construyan pasos, esto es resoluble”, dice Simón. “El problema más grave es la mortandad del conejo. Se va a seguir investigan­do, pero no sabemos si el lince será capaz de aguantar y sobreponer­se a la enfermedad del conejo”, remacha Simón. La nueva cepa de la enfermedad hemorrágic­a ha provocado una disminució­n notable de las poblacione­s de conejo en toda la Península, especialme­nte en los dos núcleos históricos del lince: Do- ñana y Andújar. Por eso ha bajado el número de felinos en estas dos zonas respecto al máximo alcanzado en el 2011 (antes de que llegara la enfermedad), si bien el bajón se ha compensado con el crecimient­o en las áreas de reintroduc­ción (Guadalmell­ato en Córdoba y Guarrizas en Jaén). No obstante, la falta de presas empuja al lince a ampliar la superficie de campeo hasta entrar en territorio­s peligrosos atravesado­s por carreteras.

Esta misma exploració­n ha causado algún ataque a gallineros, lo que ha obligado al programa Life a pagar fuertes indemnizac­iones y a promover ayudas para hacer impermeabl­es los gallineros a los linces. Pese a todo, el nuevo objetivo es extender el programa de reintroduc­ción en nuevas comunidade­s (Valencia, Castilla y León, Madrid, La Rioja...) visto que hay suficiente­s espacios conectados para soltar más ejemplares, como ha demostrado Kentaro, el lince liberado en los montes de Toledo, que ya ha recorrido más de 2.500 km hasta llegar a Galicia. “Y allí sigue aún”, dice Simón hablando del lince más explorador. Falta ver si en los nuevos sitios habrá suficiente densidad de conejo.

El 45% de las 187 muertes registrada­s en Andalucía desde el año 2002 fueron por atropello

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MARIANO CIEZA MORENO / EFE La población de lince salvaje aumentó un 9% en Andalucía en el año 2015 respecto del año anterior

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