La Vanguardia

La España de Almodóvar

Un personaje interpreta­do por dos actrices pronuncia el nombre de su pareja de manera diferente

- Magí Camps mcamps@lavanguard­ia.es

Como buen fan del cine español en general y de las películas de Almodóvar en particular, este fin de semana tenía una cita ineludible. No importa que Julieta no tuviera las mejores críticas: el ritual de ver cada una de sus películas, como me pasa con las de Amenábar, Gay, los Trueba o, allende los mares, Woody Allen, me llevó el sábado por la noche al cine. Julieta no es la mejor película de Almodóvar, ni mucho menos, y en algún momento tiene unos diálogos impropios de su genio. Pero no es esta sección un espacio de crítica cinematogr­áfica ni económica, sino lingüístic­a.

Intentaré no hacer ningún spoiler, a pesar de que alguna cosa habré de explicar. Al principio de la película, la Julieta madura nos habla de un personaje al que llama Suan, y no pude evitar que se me apareciera Marcel Proust. Poco a poco descubrimo­s que Suan es, en realidad, Xoan, y que no tiene nada que ver con Proust ni con la búsqueda del tiempo perdido; como mucho, con el tiempo añorado. El personaje es un pescador gallego que vive en Redes. Todos los otros personajes dicen Xoan, incluso la mitad joven de Julieta, pero no la otra mitad de la protagonis­ta, la que interpreta Emma Suárez.

A partir de aquí, la película se desarrolla en tres escenarios: Madrid, Galicia y el soleado sur. El soleado sur, sin más referencia­s geográfica­s en la película, recuerda Andalucía, pero también podría ser cualquier lugar de la Mancha o de Murcia. El caso es que en Galicia sólo se habla en castellano, y además los actores lo hacen con un acento neutro que en ningún momento hace pensar que los personajes sean gallegos. Tanto da que el actor Daniel Grao sea de Sabadell; es bien sabido que el inglés Hugh Laurie consiguió el papel de doctor House utilizando en el casting un acento inconfundi­blemente estadounid­ense. También sorprende que en el sur soleado los actores no tengan ningún acento del español soleado.

Pero no echemos la culpa a los actores. En los créditos de las películas norteameri­canas suele aparecer un asesor dialectal para los papeles que piden un acento determinad­o. Almodóvar ha considerad­o que para su película no era necesario: el genio manchego nos presenta una España uniforme incluso en los acentos del castellano. Es el mismo talante de los telediario­s, que sólo emiten declaracio­nes en español, de modo que la España monolingüe crea que, efectivame­nte, España es monolingüe.

En Mar adentro, había diálogos en gallego y en catalán que Amenábar resolvió con subtítulos y ganó en credibilid­ad. Pero eso es demasiado trabajo, claro. Eso son ganas de complicars­e la vida, piensa la España monolingüe, y es mejor esconder la realidad.

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