El auténtico bandido del country
La primera vez que Johnny Cash tocó en una cárcel fue en San Quintín, al contrario de lo que su éxito Folsom prision blues podría sugerir. Ocurrió el día de Año Nuevo de 1958 y entre el público se encontraba Merle Haggard, un veinteañero problemático que ese día decidió dedicarse al mundo de la música. El cantautor y guitarrista, que falleció el pasado jueves 7 de abril a los 79 años en su rancho californiano, se convirtió en una de las voces más importantes y libertinas del country.
Haggard nunca siguió las convenciones de la escuela de Nashville y en su larga trayectoria de éxitos cantó sobre los problemas comunes de la gente, plasmando sus creaciones bajo el sonido Bakersfield que él mismo ayudó a componer. Entre 1966 y 1987, 34 de sus sencillos alcanzaron el número uno de las listas de éxitos estadounidenses y hasta 71 entraron en el top ten del género. “Fue fiel a sí mismo, un tipo hercúleo. Sin duda, trasciende a la música”, le definía Bob Dylan en la revista Rolling Stone.
Workin’ man blues y If we make through december –fuertemente influenciadas por la recesión de 1973– son dos ejemplos de sus letras inspiradas en las dificultades de la vida. A pesar de que su música influenció a varias generaciones de artistas –los Byrds, Elvis Costello, Willie Nelson y el propio Johnny Cash–, siempre fue considerado un outsider .En la misma línea, su grupo se llamó The Strangers.
Nacido en 1937 en Oildale (California), Haggard pasó sus primeros años viviendo en un vagón abandonado que su padre convirtió en un hogar para la familia. Tras la muerte de su progenitor en 1946, su madre cargó con él y sus tres hermanos, que acabaron en el reformatorio en varias ocasiones. “Probablemente fui el niño más incorregible que jamás podrías llegar a conocer. Creo que ya iba camino de la cárcel antes de darme cuenta, estaba realmente jodido”, explicó el cantante a la emisora NPR.
En 1957 fue arrestado por un robo y, tras un intento de fuga, fue trasladado a la prisión de San Quintín. Antes de ser condenado, el cantante ya había empezado a actuar en petit comité; después de recibir la condicional en 1960 frecuentó pequeños locales y, poco a poco, se subió a escenarios más grandes. En la sala Blackboard conoció a Bonnie Owens, con quien grabó su primer single conocido, Just between the two of us (1964).
Junto al exmarido de su pareja musical, Buck Owens, Haggard impulsó el sonido Bakersfield: una mezcla de blues, jazz, pop y honky-tonk más vibrante que el country de corte tradicional. Curiosamente, a pesar de su perfil rebelde, su primer gran pelotazo fue Okie from Muskogee (1969), un tema que defendía valores patrióticos y conservadores en unos Estados Unidos envueltos en la cultura hippy.
Entre los setenta y los noventa, su producción musical fue extensa y le convirtió en un icono en su país, aunque fuera de las fronteras de EE.UU. obtuvo un reconocimiento secundario. En 1985 ganó un premio Grammy por That’s the way love goes y en el 2006 recibió otro en reconocimiento a su larga trayectoria.
“Nunca ha sido divertido ser Merle Haggard”, dijo en 1986 en una entrevista en The Star Tribune. “He tenido muchos altibajos y los momentos malos han sido terribles”. A pesar de esta dualidad, nunca paró de crear y exploró otras disciplinas, como el cine, donde apareció en Bronco Billy, de Clint Eastwood, en 1980.
En 1993, el músico se declaró en bancarrota y tuvo que vender los derechos de varios de sus éxitos para equilibrar sus cuentas. Today I started loving you again, uno de los grandes clásicos del country, ha sido versionada por más de cuatrocientos artistas. Incansable, Haggard siguió actuando hasta que una neumonía le impidió subirse al escenario. Su último álbum, Working in Tennessee, se publicó en el 2011.
“Dudo que haya otro sitio en el mundo donde un tipo que ha estado en la cárcel pueda ser elegido hombre del año por la misma comunidad”, reflexionaba sobre EE.UU. y su carrera. En 1972, el entonces gobernador de California Ronald Reagan le concedió el perdón por sus delitos de juventud. Descrito como un “poeta del ciudadano de a pie”, Haggard fue otro ejemplo del hombre hecho a sí mismo que tanto triunfa en Estados Unidos.
Su peculiar sonido y excelente bagaje narrativo le situaron en la cúspide de la música country, mientras que su biografía le convirtió en el outlaw (bandido) más representativo de una generación con talentos de la talla de Johnny Cash, Willie Nelson o Chet Atkins.
En 1958, Johnny Cash dio un concierto en la cárcel en la que él estaba recluso: ese día supo a qué iba a dedicarse Entre 1966 y 1987, 34 de sus sencillos llegaron al número uno de la lista de éxitos estadounidense