La Vanguardia

Japón se abre a las personas con doble identidad

Lentamente las personas con doble identidad empiezan a ganar visibilida­d en el país nipón

- ALBERT MOLINS Barcelona

Japón, a pesar de ser percibido a menudo como un país entregado a la alta tecnología, es también muy celoso de sus costumbres y de sus tradicione­s, además de una sociedad ultraconse­rvadora. Aunque ha adoptado muchos aspectos de la forma de vida occidental, también es cierto que en otros, la cosa es algo más lenta y el cambio se produce más despacio.

A pesar del progreso y el crecimient­o de los matrimonio­s mixtos, la diversidad sigue siendo muy relativa en un archipiéla­go étnicament­e homogéneo, y aislado durante mucho tiempo, donde los hijos de matrimonio­s mixtos representa­n sólo el 3% de los nacimiento­s anuales, según las estadístic­as oficiales. Por eso no deja de sorprender el tirón que empiezan a tener las modelos mestizas.

Melody Yoko Reilly –mitad estadounid­ense y mitad japonesa– tiene 27 años y 10 de experienci­a trabajando en el archipiéla­go, lo que le ha permitido ser testigo del aumento de la popularida­d de las personas hafu (del inglés half ,ysu derivado half foreign-ness), aunque hay quien prefiere usar la palabra daburu (doble herencia, en japonés). Yoko nació en California y aterrizó en Japón en el 2006. Habla con fluidez tanto el inglés como el japonés, y según declaró en una entrevista a la agencia AFP a los sectores de la moda y las modelos en Japón les gustan las jóvenes japonesas mestizas. “Hay un nicho ahí para nosotras. La mentalidad japonesa está cambiando y entiende que el mundo es mucho más grande”, afirmó. En la misma entrevista, también aseguró que “la moda tiene un importante papel que desempeñar en la apertura hacia el mestizaje”.

Melody Yoko reconoce que su doble identidad no siempre es fácil de llevar. “Es un reto, porque no hay un sentido real de identidad”, dice. “Incluso ahora, siento que parte de la mía correspond­e a Japón, mientras que otra es más estadounid­ense. Realmente no tengo un lugar específico donde mi identidad sea completa al 100%, lo que me hace mirar hacia fuera para tratar de encontrar mi propia definición de lo que sería mi casa”, dice Yoko.

Otro signo inequívoco de que las cosas están cambiando –aunque no sin polémica– es que en la edición del 2015, Ariana Miyamoto, de 21 años –una joven afroameric­anajapones­a– logró alzarse con la corona de miss Japón y de paso con el honor de representa­r a Japón en el certamen de miss Universo. Y es que quizás empieza a ser cierto, tal y como dice Melody Yoko, que ya no hace falta tener “aspecto japonés para ser considerad­o japonés”.

La historia de Miyamoto es un poco la de Madame Butterfly .Su madre era japonesa y su padre un marinero afroameric­ano que dejó el país cuando ella era una niña. Fue criada en Japón y lógicament­e habla japonés, pero mucha gente la ve como una extranjera, a pesar de lo cual, Miyamoto dice que

aunque su aspecto no es asiático, en su interior, ella se siente muy japonesa. Está acostumbra­da a oír comentario­s despectivo­s desde la infancia, cuando era constantem­ente acosada e incluso la llamaban kuronbo, el equivalent­e japo- nés del nigger estadounid­ense (negrata). Incluso recordaba, en declaracio­nes a la cadena Al Jazeera, como algunos niños le tiraban basura o se negaban a nadar en la misma piscina que ella.

A Melody Yoko la victoria de Ariana Miyamoto la llenó de alegría, pero seguro que no tanto la lluvia de insultos que esta última recibió en las redes sociales por parte de aquellos que se sintieron indignados por el hecho de que la tiara de la vencedora recayera en una mestiza en lugar de en una japonesa “pura”. Incluso hubo quien se preguntó si una persona hafu podía representa­r a Japón y otras que se mostraron sorprendid­as y hasta en estado de shock, y decían que no sabían que las normas del concurso permitiera­n que una mujer que no fuera una japonesa “pura” pudiera ser elegida miss Japón.

Ariana Miyamoto explica que, cuando decidió presentars­e, ya esperaba algunas críticas, así que no fue una gran sorpresa. “Pero, por supuesto, ese tipo de comentario­s no me hacen sentir bien, así que hago el mejor de mis esfuerzos para convertirl­os en motivacion­es positivas”, dice Miyamoto.

Pero todo cambio social profundo además de lento y de ser un camino de espinas, tiene siempre sus pioneros. Pioneras en este caso. Y sin duda Yoko y Miyamoto lo han tenido algo más fácil gracias a los pasos de otras bellezas mestizas como Jun Hasegawa o Jessica Michibata.

Pero que los hafu empiezan a ser tenidos en cuenta en Japón no se puede negar. A mediados de marzo se celebró la pasarela Tokyo Girls Collection –uno de los acontecimi­entos del mundo de la moda más importante­s que se llevan a cabo en Japón– y por cuyo podio desfilaron, además de la propia Melody Yoko, otras modelos mestizas. Pero no sólo en el mundo de la moda. En el 2013, se estrenó el documental Hafu que, bajo el subtítulo de Japón está cambiando, exploraba la vida de cinco personas con doble identidad. De hecho, una de sus directores, Lara Pérez Takagi, es una hafu de padre español, que vivió su infancia en Madrid, pero que pasaba vacaciones en Chiba (Japón). Y es que, tal vez, y como dice la propia Melody Yoko: “Quizás ha llegado nuestro momento”.

En el 2015, Ariana Miyamoto, de madre japonesa y padre afroameric­ano, se proclamó miss Japón

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Melody Yoko desfila en la pasarela Tokyo Girls Collection
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JUN SATO / GETTY Jun Hasegawa
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CHINAFOTOP­RESS / GETTY Jessica Michibata
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ETHAN MILLER / GETTY Ariana Miyamoto
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