La Vanguardia

Otro vídeo revela que nadie empujó al mantero

En la cinta, que ya ha sido entregada al juez, se aprecia claramente como el vendedor se cayó accidental­mente, junto con otras personas

- MAYKA NAVARRO Barcelona

La cámara de seguridad del metro enfoca, de abajo arriba, las escaleras de la estación de Drassanes que conducen hasta el vestíbulo y por las que el pasado 23 de marzo cayó un mantero que huía de la Guardia Urbana. Las imágenes constan en el atestado que instruye el juzgado número 22 de Barcelona por un presunto delito de coacciones contra el edil de la CUP del Ayuntamien­to, Josep Garganté. Los responsabl­es de Transports Metropolit­ans de Barcelona entregaron la semana pasada el vídeo a la Guardia Urbana, que a su vez lo hizo llegar al juzgado. Las imágenes muestran como el mantero, que después fue atendido en el ambulatori­o de Perecamps, se cae por las escaleras sin que nadie le empuje.

En realidad en el tumulto se cayeron más de una decena de personas, entre ellas un guardia urbano, de forma accidental. También se aprecia como el vendedor ambulante, que cojea, abandona el metro ayudado por dos compañeros que se lo llevan en volandas. Así lo han confirmado a este diario diferentes personas que han visto el vídeo. Los manteros huían de la policía municipal y entraron corriendo en la estación de metro. En un tramo de las escaleras tropezaron con alguien que sube o baja las escaleras, no se aprecia bien. Entre todos se desequilib­ran. En las imágenes se ve como son más de una decena las personas que ruedan casi a la vez.

Estas no son las únicas imágenes que constan en el atestado. El caso debería ser juzgado por la vía rápida el 22 de abril, aunque el fiscal ha presentado un escrito advirtiend­o que además del presunto delito de coacciones, también debería investigar­se un presunto delito de falsedad en documento oficial. Hay otro vídeo, que ha permitido que el caso llegue a los tribunales. Lo grabó un sargento de la Guardia Urbana de Ciutat Vella que la tarde del 23 de marzo estaba en unas dependenci­as de Perecamps, donde le atendieron por un cólico. El policía reconoció la voz del concejal Garganté, que discutía con un médico. Encendió su móvil y grabó, sin ser visto, la conversaci­ón en la que el edil de la CUP le instaba a rehacer su informe e indicar que la caída fue por el empujón de un agente.

Garganté, que el viernes defendió su actuación y advirtió que “lo volvería hacer”, aseguró que la primera conversaci­ón que mantuviero­n el mantero y el médico fue en presencia de un policía uniformado

La caída fue fortuita, en contra de lo que quiso que constara en el informe médico un edil de la CUP Después de resultar herido, el vendedor ambulante rechazó la ayuda de la policía y acudió solo al hospital

que intimidó al herido y que por esa razón omitió al doctor que había sido empujado. Sin embargo, en su declaració­n posterior, el médico negó hubiera ningún guardia urbano cuando atendió al mantero.

Tras la caída, el hombre herido abandonó el metro ayudado por dos de sus compañeros, ya que no podía caminar. Los guardias urbanos, según consta en el atestado, se dirigieron entonces a él para preguntarl­e si necesitaba asistencia médica. El mantero la rechazó y prefirió ir por su cuenta a Perecamps. “El hombre nunca estuvo detenido, por tanto no tiene ningún sentido que hubiera un policía a su lado mientras le curaban”, indica una fuente.

El fiscal, en el escrito presentado para recalifica­r la acusación contra Garganté tiene en cuenta que el ambulatori­o “se vio alterado por los incidentes” Una afirmación que se deriva de las declaracio­nes de otros miembros del personal médico que también han prestado declaració­n. El edil de la CUP afirma que habló con el médico a instancias del herido y acusa a la Guardia Urbana de urdir un complot contra él.

Los principale­s sindicatos y agrupacion­es de la Guardia Urbana han lamentado la falta de una posición más firme del Consistori­o apoyando a los agentes contra los ataques de la CUP. Los responsabl­es políticos consultado­s insisten en que el caso está judicializ­ado y que cualquier manifestac­ión politizarí­a un asunto que lo que menos necesita es una polémica ajena. “El primer acto público de la alcaldesa fue junto a la Guardia Urbana, y allí alabó su labor. Que nadie lo olvide”, advierte un responsabl­e municipal.

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