La Vanguardia

El momento de las vacas sagradas

El tridente ha marcado todos los goles al Atlético y debe liderar la reacción junto a Piqué e Iniesta

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ CARLES RUIPÉREZ Barcelona

Es su momento. Su responsabi­lidad. Su oportunida­d de dar un golpe encima de la mesa. En la encrucijad­a de la temporada que supone el partido del miércoles en el Calderón es el día señalado para que griten presente los pesos pesados de la plantilla, las vacas sagradas que diría Johan Cruyff. Empezando por el sacrosanto tridente. Ellos han querido jugarlo todo. Ellos no desean descansar jamás, aún a riesgo de asfixiarse al final. Ellos han sido los puntales cuando todo iba miel sobre hojuelas. Y de ellos se espera una reacción a la altura de su fama. Aunque sin el máximo rendimient­o de hombres como Piqué, Iniesta, Mascherano o Busquets los tres lo tendrán más complicado.

Piqué y el desgaste de la defensa.

Ha tenido días mejores y días peores pero la temporada de Piqué es buena. Sin embargo, la zaga que él encabeza ha recibido goles en los últimos cinco partidos, cuando uno de los puntos fuertes del equipo la pasada campaña era la fortaleza sin balón. Si los delanteros no presionan tanto y el centro del campo va justito de gasolina los que más sufren son los defensas y más teniendo en cuenta que Mathieu (ahora se le echa de menos) no puede dar un respiro a Piqué y Mascherano y Luis Enrique parece haber perdido totalmente la confianza en Vermaelen y Bartra. Circunstan­cias que van pesando sobre los sostenes de la defensa. Para más inri, Piqué acabó en Anoeta con molestias en el pubis.

Un capitán en el campo y fuera. Los grupos los deben liderar los capitanes y en el Barça ese es Iniesta, a quien, cerca de cumplir los 32, Luis Enrique ha cuidado todo el curso para que brille en el último mes y medio. Los minutos de los interiores del Barcelona se analizan al milímetro. Es la posición más rotada del campo (Andrés suma 2.806 minutos). Pero ahora queda poco y el de Fuentealbi­lla porta el brazalete y debe ejercer como tal. En el vestuario, con tranquilid­ad, y en el campo, con juego, su especialid­ad. “Nadie dijo que sería fácil y queremos volver a repetir objetivos y lo haremos juntos”, escribió el manchego ayer para llamar a la unidad. “Más fuerte que nunca”, le secundó Mascherano, el cuarto capitán. Iniesta no estuvo en Vila-real por unas molestias ni salió en el once en Anoeta y eso se nota. El equipo se resintió en el clásico cuando Rakitic fue sustituido. El croata se ha convertido en muy difícil de sustituir. Sobre todo porque los relevos que entran no terminan de funcionar: Arda Turan está desapareci­do en combate, a Sergi Roberto también se le requiere de lateral y Rafinha anda corto de forma.

El diez de las grandes noches. La última década demuestra que con Messi, el hombre que ha catapultad­o al equipo, el diez que ha extasiado en todas las grandes noches, las casualidad­es no existen. Contra el Madrid y la Real, el argentino se centró demasiado, como ya pasó contra el Espanyol en Cornellà en enero. El Barça no ganó ninguno de esos tres duelos. Hacía mucho que el diez no se quedaba sin marcar en cuatro partidos consecutiv­os, como ahora. Nunca pasó con Luis Enrique. Hay que rebobinar casi cinco años hasta abril y mayo de 2011, justo antes de Wembley, donde rompió esa mala racha. Si lo que se espera es a una gran cita, la del Calderón lo es –ha marcado en las últimas dos visitas–. Igual que la del domingo contra el Valencia porque ya vale mucho en esta Liga reabierta.

Neymar se reduce a la mitad. La regularida­d nunca ha sido el fuerte de los jugadores artísticos. La fantasía a veces se queda escondida en el armario. En el caso de Neymar la prueba del algodón de los números no engaña. El brasileño sumaba 14 goles en sus primeras 14 jornadas de Liga y ha metido sólo 7 tantos en sus siguientes 14 partidos del campeonato. De hecho, cuando la Real Sociedad visitó el Camp Nou Neymar hizo dos goles y se elevó hasta esas 14 dianas referidas. Era el 28 de noviembre y una vuelta después es palpable que su rendimient­o realizador se ha reducido a la mitad. Cuando Messi estuvo lesionado, Neymar tiró del carro, desbordó día sí, día también y se concienció de su papel. Ahora su desequilib­rio aparece a cuentagota­s. Como el año pasado fue a Brasil a celebrar el cumpleaños de su hermana y también estuvo en su país para jugar un partido con su selección, excursione­s que pueden haber afectado a su físico. Eso sí, en la ida de la Champions sí que se manifestó cuando el Atlético se quedó con diez. De él se espera mucho más en los partidos que quedan. No es de los que se asustan pero ha de centrarse de nuevo, sin pensar en el verano porque Brasil y el Barça se encuentran en plena negociació­n. El club sólo quiere que esté en los Juegos y el jugador siempre ha dicho que desea estar tanto en la cita de Río como en la Copa América.

El autocontro­l de Suárez. En San Sebastián faltó el salvador. Luis Suárez ha rescatado en varios partidos al Barça, del que es el máximo realizador con 45 goles. Sin embargo debe encontrar el equilibrio entre el instinto –su fuerza– y el autocontro­l. El exceso de revolucion­es a punto estuvo de jugarle una mala pasada en el clásico (la amarilla por el manotazo a Pepe le impidió jugar en Anoeta) y ante el Atlético. Sobre todo porque se volverá a reencontra­r con Filipe y con Juanfran, con los que tuvo rifirrafes en la ida y con su compatriot­a Godín, al que le forzó la expulsión en la Liga. Sólo el tridente le ha marcado al Atlético en los siete duelos con Luis Enrique (más un autogol de Miranda). Si el Barça necesita goles, el nueve siempre ha estado ahí.

 ?? VINCENT WEST / REUTERS ?? Iniesta, Neymar y Messi, tres de los líderes del equipo, caminando cabizbajos el sábado en Anoeta
VINCENT WEST / REUTERS Iniesta, Neymar y Messi, tres de los líderes del equipo, caminando cabizbajos el sábado en Anoeta

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain