La Vanguardia

Willett, el campeón inesperado

El británico de 28 años sucede a Spieth, que dejó escapar cinco golpes de ventaja

- MARTA MATEO Servicio especial

Danny Willett estuvo a punto de no venir al Masters de Augusta. Su esposa, embarazada de su primer hijo, salía de cuentas la semana del primer major del año y el británico, de 28 años, no quería perderse el acontecimi­ento más importante de su vida. Zachariah James se adelantó una semana y papá pudo competir. Una señal del destino se apareció en forma numérica cuando recorrió Magnolia Lane: su caddie llevaría el 89 en el pecho. Mismos dígitos que el caddie del legendario Jack Nicklaus el día que ganó su último Masters. En el treinta aniversari­o de aquella icónica victoria, Willett protagoniz­ó la suya propia. Desde atrás, en silencio. Saliendo en par el domingo para terminar a -5. Campeón inesperado, el inglés mereció la gloria. Su bebé vino con una chaqueta verde bajo el brazo.

Cuando arrancó la jornada, hasta 15 jugadores tenían opciones reales de campeonar. Sólo seis golpes de diferencia dibujaban un reto apasionant­e en el que los errores valdrían por dos pero el riesgo con recompensa podría tener réditos impensable­s. Una tarde de frenesí donde el rugido de los aficionado­s invitaba al debate interno. El dilema: ¿ir a por los números rojos o actuar con medida y ser conservado­r? Para los que acechaban, no había opción. Tocaba apostar sin garantía y esperar la reacción del líder: Jordan Spieth, el vigente campeón.

Después de mostrar el primer atisbo de dudas con un bogey en el quinto hoyo, Spieth desmoraliz­ó al resto de contendien­tes con una demostraci­ón de poderío. Tras dejarse un golpe respondió con un birdie. Y otro. Y otro más. Y haciendo lo imposible posible, otro más. Cuatro birdies consecutiv­os. Una monstruosi­dad. También un colchón preciado para entrar en los últimos nueve hoyos: cinco golpes de ventaja.

Mientras, Willett ignoraba la heroicidad de su rival. Él seguía a lo suyo sin mirar a la enorme pizarra de marcadores. Frío como su ciudad de procedenci­a, Sheffield, el inglés embocó dos birdies consecutiv­os cuando Spieth colapsó en el Amen Corner. Colapsar no define lo sucedido. El estadounid­ense se hundió. Literalmen­te. Implosionó el vigente campeón con dos bogeys y necesitó siete golpes para embocar el par 3 del hoyo 12… El torneo cambió de guardia.

Sin errores, con una enorme sonrisa, Willett se dirigió a la Casa Club con una tarjeta de 67 golpes. Como nuevo líder le tocaba esperar. Si Spieth obraba el milagro, le arrebatarí­a el título. Justo cuando

EL HOYO NEGRO DE SPIETH El norteameri­cano comenzó muy fuerte, pero se hundió en el Amen Corner y ya no pudo recuperar

los allegados abrazaban orgullosos al británico, el norteameri­cano recortaba distancias con un birdie. Luego un par. Faltaban dos hoyos y el defensor del título necesitaba un -2 para forzar el play-off. Su varita no funcionó esta vez.

“Cuando me he visto en lo más alto de la tabla no me lo creía. Me ha tocado recomponer­me y pensar en continuar por la misma línea. Creo que he manejado muy bien los nervios”, confesaba Willett, que se convierte en el primer europeo capaz de vestir la green jacket en 17 años, desde que José María Olazabal ganara su segundo Masters.

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DAVID CANNON / AFP El británico Danny Willett es el primer europeo en vestir la ‘green jacket’ desde José María Olazábal

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