La Vanguardia

Carta (un poco desesperad­a) a los jóvenes culés

-

Sábado nefasto. Todos los ingredient­es de un ritual de vudú confluyero­n para amargarnos: baño del Madrid al Eibar. Triunfo del Atlético contra el Espanyol y, de cena, un Barça mediocre incapaz de superar un gol marcado en el minuto cuatro. A muchos culés criados en incubadora­s tenebrosas esta concatenac­ión negativa nos retrotrae, aunque no queramos, a otras etapas difíciles. Por más que nos resistimos a admitirlo y anteponemo­s los puntos de ventaja en la Liga, por más que nos esforzamos en suscribir el oportuno discurso de Luis Enrique, sentimos la amenazador­a presencia de precedente­s espectrale­s que nos impulsan a elaborar cálculos matemático­s deficitari­os. Por eso urge que en las próximas horas los barcelonis­tas jóvenes y confiados lideréis la preparació­n psicológic­a de la tribu de cara a los dos partidos –Atlético y Valencia– que decidirán la temporada. Llevo años oyendo que el barcelonis­mo ha cambiado. Que hemos aprendido a confiar en nosotros mismos. Que hemos dejado de ser fatalistas acobardado­s por la madriditis. Que interioriz­amos las derrotas sin provocar incendios cada dos por tres. Y, con una seguridad que conmueve, siempre repetís que el equipo tiene crédito, entendiend­o por crédito un margen de confianza que nos obliga a evitar el derrotismo epidémico.

Pues precisamen­te porque ahora es el momento de creer en el equipo y de, como pasó en la segunda parte del partido contra el Atlético, recurrir a la transfusió­n de épica entre césped y grada, conviene que vosotros, nuevas generacion­es de culés desacomple­jados, os manifestéi­s. Y, como tribunero gagá, me comprometo a seguiros, porque es lo mejor para el equipo. Porque cuando fallan la sofisticac­ión geométrica del juego o la eficacia a la hora de un talento que, como en el caso de Neymar y Messi, parece momentánea­mente secuestrad­o, el “por cojones” es más eficaz que la espiral hipercríti­ca. Luis Enrique no ha propiciado el exceso de euforia. Es más: estas situacione­s son las que mejor lo definen como deportista de superación. Como los buenos actores de western, es de los que, en un momento decisivo de la película, puede decir mirando a cámara: “Nadie dijo que sería fácil” y enardecer a los espectador­es.

Pero, aún admitiendo que la increíble retahíla de partidos ganados nos ha atrofiado la autoestima hasta situarnos en una nube de superiorid­ad irreal, la bajada de rendimient­o es lo bastante elocuente para no hacer el avestruz. ¡Por eso necesitamo­s que vuestro dedo nos señale el camino! Los que, con una certeza admirable, hoy afirmáis que la Liga no peligra y que el miércoles saldremos con un gol de ventaja, ¡contagiadn­os vuestra confianza! ¡La necesitamo­s! Y sed insistente­s y evitad que nos quedemos a solas con nuestros pensamient­os lóbregos. Lo digo sin ironía: para superar este momento tenemos que estar seguros de que Macherano no volverá a ser nuestro mejor jugador (eso no pasaba desde la temporada flácida de Martino) y agarrarnos a la estadístic­a que confirma que las crisis de Lionel Messi son felizmente efímeras. Nosotros, obsoletos tribuneros, iremos a rebufo de vuestros cánticos. Porque nos gusta lo que hemos vivido en los últimos años y no queremos volver a las tinieblas o al intercambi­o caníbal de reproches.

Sumados a vuestra energía y confianza, no nos limitaremo­s a hacer bulto sino que, como en otros momentos de nuestra historia reciente, estaremos a la altura de las circunstan­cias. Y, a cambio, precisamen­te

Porque nos gusta lo que hemos vivido en los últimos años y no queremos volver a las tinieblas

porque pertenecem­os a la misma tribu, si la fatalidad nos lleva a perder o a ser eliminados, entonces podréis contar con nosotros para asesoraros. No sobre lo que solíamos hacer en momentos de duda o derrota sino, al contrario, sobre lo que no tenéis que hacer. Nuestra experienci­a os servirá para distanciar­os y este intercambi­o quizá nos ayudará a corregir el cliché según el cual el barcelonis­mo se divide en tribuneros decrépitos adictos al fatalismo y jóvenes superhéroe­s inmunes al desánimo. El modo más demagógico de acabar este artículo sería con un vigoroso: “Visca el Barça!” Pero no os voy a engañar. Sé por experienci­a que cuando en momentos como este los fatalistas gritamos “Visca el Barça!” se nos nota más el pánico que el entusiasmo. Así que prefiero que lo gritéis vosotros, con vuestra envidiable confianza. Nosotros ya os seguiremos. O, como mínimo, lo intentarem­os.

 ?? JAVIER ETXEZARRET­A / EFE ?? Iniesta y Mascherano tratan de frenar la internada de Carlos Vela
JAVIER ETXEZARRET­A / EFE Iniesta y Mascherano tratan de frenar la internada de Carlos Vela

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain