Indignación francesa
Valls ofrece 500 millones al año en becas, ayudas de alojamiento y subvenciones
El Gobierno de Manuel Valls hace concesiones para intentar desmontar el movimiento contra la reforma laboral y conseguir que los jóvenes desistan de ocupar las plazas.
En el intento de desmontar del movimiento contra la reforma laboral, el Gobierno francés hace concesiones. Reformó el proyecto inicial para romper la unión sindical y apartar del movimiento a las organizaciones más blandas, como la CFDT. Ahora el objetivo principal son los estudiantes.
La alianza de los estudiantes con los sindicatos de obreros y empleados es preocupante porque unifica a la juventud con un malestar general contra la política de austeridad que viene de lejos y se siente en salarios bajos para la mayoría, más desigualdad y degradación de los servicios públicos en aras del beneficio privado. Además, el medio estudiantil, por su vitalidad y carácter volátil, es el que contiene los mayores peligros para que la situación se desborde. En 1986 la muerte del estudiante Malik Oussekine bajo las porras de la policía condenó un proyecto de reforma universitaria y determinó la dimisión del ministro y la disolución de un cuerpo policial. El Gobierno sabe que cualquier desliz con los estudiantes puede condenar el actual proyecto.
Así que ayer el primer ministro, Manuel Valls, recibió a los sindicatos estudiantiles y les lanzó entre 400 y 500 millones de euros anuales en subvenciones, becas, ayudas y facilidades laborales o de alojamiento. “Nunca se había hecho tanto por la juventud de este país”, dijo Valls, tras enumerar el catálogo de medidas del quinquenio Hollande, incluidas algunas más aparentes que reales. “Todo esto va en la buena dirección”, ha dicho el sindicato de bachilleres (UNL), sin embargo, “no despeja todos los desacuerdos, especialmente sobre la ley laboral, por lo que vamos a continuar siendo solidarios con los sindicatos”, dijo el presidente del sindicato universitario UNEF, William Martinet.
Con la primavera a favor, pero con los exámenes y las vacaciones docentes en contra, la nueva convocatoria de protestas contra el proyecto de ley se ha fijado para el 28 de abril, en vísperas de la jornada del primero de mayo y del inicio del debate parlamentario del proyecto. De momento, la policía desalojó ayer a primera hora de la mañana –sin incidentes remarcables– la plaza de la República, en París, donde grupos de jóvenes del movimiento Nuit Debout llevaban acampados once noches. Los evacuados prometieron volver a instalar sus tiendas.
Habrá que ver el efecto que estas tentaciones tienen sobre el movimiento, pero a los empresarios no les gustan nada. Una de las medidas “compradoras” de Valls es la de gravar los contratos temporales, lo que supone, “una puñalada por la espalda a las empresas”, se queja la Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas (CGPME).
La gran patronal (Medef) también se queja por las concesiones realizadas a la calle, donde se ha exigido la “separación del Medef y el Estado”, equiparando el poder e influencia de la patronal con el de aquella Iglesia enquistada en las decisiones del antiguo régimen anterior a la Revolución de 1789.
“La competitividad de las empresas se ha olvidado, estamos lejos de la ambición inicial del texto que era la de impulsar el empleo y simplificar el código laboral”, dice Pierre Gattaz, presidente de la patronal en una entrevista en Le Figaro. Inspirador directo, junto con la Comisión Europea, del proyecto de ley, Gattaz denuncia “una desviación sistemática de todas las ideas iniciales”. “Mientras haya sindicatos politizados y obnubilados por la lucha de clases, como la CGT (mayoritario) y FO (el más fuerte entre los funcionarios), no nos saldremos”, dice el presidente de los grandes empresarios. “El futuro de esta ley marcará el tono para los años venideros”, augura.
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