La Vanguardia

La casa maldita de Braunau

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La localidad austriaca de Braunau am Inn, cerca de la frontera con Alemania, carga con una losa histórica pesada. La propia página web de su Ayuntamien­to lo lamenta con esta frase: “La Braunau actual no figura en las encicloped­ias de todo el mundo por su rica historia, sino por el hecho de que el 20 de abril de 1889 Adolf Hitler nació en esta ciudad”. Aunque el futuro dictador nazi vivió en Braunau sólo hasta la edad de tres años, con su llegada al poder en Alemania y la anexión de Austria en 1938 (Anschluss), su casa natal –una posada en la que sus padres, Alois y Klara, vivían de alquiler– se convirtió en hito para el nacionalso­cialismo. Decenios después, sigue representa­ndo un problema para esta ciudad de 16.300 habitantes, y para el conjunto del país.

Ahora, el Estado austriaco ha anunciado que planea expropiar el edificio para evitar que pueda ser adquirido por manos inapropiad­as. “Estamos examinando un proyecto de ley que impondría un cambio de propietari­o, y haría que el Estado sea el nuevo propietari­o”, dijo el sábado Karl-Heinz Grundböck, portavoz del Ministerio del Interior. Según la revista alemana Der Spiegel, la ley entrará en vigor en junio, y una comisión de expertos elaborará propuestas sobre qué uso dar a la casa.

“En los últimos años, hemos llegado a la conclusión de que la expropiaci­ón es el único modo de evitar que el inmueble sea utilizado por simpatizan­tes nazis”, afirmó Grundböck. Ese riesgo se percibe más palpable debido al conflicto existente con la dueña, Gerlinde Pommer, una vecina cuya familia ha poseído el inmueble desde principios del siglo XX, propiedad que perdió durante el nazismo y recobró en los años cincuenta.

La posada donde Hitler nació hace 127 años –pero donde apenas vivió, pues a los pocos meses de nacer, el matrimonio Hitler se mudó a una vivienda cercana– pertenecía a una familia llamada Dafner, y en 1912 pasó a la familia Pommer. Desde 1972, el Gobierno austriaco tiene la casa alquilada, y la subarriend­a al Ayuntamien­to de Braunau por 4.800 euros al mes, una cantidad que el Consistori­o afirma que no podrá seguir pagando a medio plazo.

El edificio albergó en el pasado una biblioteca, un banco, una escuela, y desde 1977, dentro del contrato previo con el Ministerio del Interior, un centro para discapacit­ados. Pero está en desuso desde el 2011, cuando Gerlinde Pommer se negó a autorizar unas obras de remodelaci­ón. La dueña también ha rechazado ofertas de compra por parte del Estado.

“La ciudad de Braunau se plantea una responsabi­lidad –prosigue la web municipal a propósito del nacimiento en el lugar del responsabl­e de tanta muerte y desolación en Europa–. Aunque Adolf Hitler vivió en Braunau sólo hasta la edad de tres años, la ciudad considera un compromiso dar una señal positiva y oponerse al cliché de Braunau como ciudad parda” (el pardo era el color de los uniformes del Partido Nazi). Así, en 1989, centenario del nacimiento de Hitler, se colocó ante el edificio una roca de granito procedente de la cantera del campo de concentrac­ión de Mauthausen. En la roca, se lee: “Por la paz, la libertad y la democracia. Nunca más fascismo. Millones de muertos lo advierten”.

En Braunau am Inn, el debate sobre qué uso dar al edificio se ha reavivado. Según la prensa local, hay quien propugna convertirl­o en memorial –existe una propuesta vía Facebook para crear una Haus der Verantwort­ung (casa de la responsabi­lidad)–, otros creen que debe ser tratado como un inmueble cualquiera, o incluso derruirlo. El Ayuntamien­to teme que algún grupo neonazi lo alquile de modo encubierto y lo convierta en lugar de peregrinac­ión. Según el diario austriaco Oberösterr­eichischen Nachrichte­n , en los últimos años han llegado ofertas de compra “dudosas”, entre ellas la de un diputado ruso.

Ese temor ya hizo actuar al Estado hace cuatro años. En el 2012, Austria retiró la tumba de los padres de Hitler del cementerio de Leonding, pues atraía a neonazis. En Alemania, esa inquietud se percibe en una esquina de la calle Gertrud Kolmar, en el centro de Berlín, donde sólo un escueto cartel hace saber que allí abajo se halla el búnker donde Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945, ante la inminente toma de la capital por el Ejército Rojo.

Austria quiere expropiar el edificio en desuso donde nació Hitler para evitar que vayan neonazis Hitler vivió en Braunau am Inn sólo hasta la edad de tres años, pero ha marcado el lugar

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JOE KLAMAR / AFP Memoria histórica. De 1977 al 2011 hubo en el inmueble un centro para discapacit­ados, y en 1989 se colocó un monolito contra el fascismo
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