La Vanguardia

Millones en la basura

Barcelona gasta 360 millones al año en limpiar calles, recoger y tratar residuos y alcantaril­lado

- RAMON SUÑÉ Barcelona

Mantener limpias las calles, apartar de nuestro entorno más inmediato los centenares de kilos de residuos urbanos que cada uno de nosotros producimos a lo largo del año, deshacerse de la basura, tiene un precio muy elevado para las administra­ciones locales y, en definitiva, para los ciudadanos que contribuye­n con sus impuestos a que sus correspond­ientes ayuntamien­tos preserven las buenas condicione­s de habitabili­dad de sus municipios. Y ese precio puede cuantifica­rse. En el caso de Barcelona, el coste de la limpieza se aproxima cada año a los 360 millones de euros. En el de Madrid, a esa factura hay que sumarle 100 millones más.

La ley de la Racionalid­ad y Sostenibil­idad de la Administra­ción Local (27 de diciembre de 2013) definió por primera vez los criterios para el cálculo y la publicació­n de los costes efectivos de los servicios de todo tipo que prestan las entidades locales. De acuerdo con esta normativa, el Ministerio de Hacienda insta a los ayuntamien­tos a facilitar estos datos para después, en virtud del principio de transparen­cia, publicitar­los, aunque este trámite no suponga automática­mente la validación de los resultados por parte de la administra­ción central. Recienteme­nte, el departamen­to que dirige Cristóbal Montoro ha dado a conocer los costes efectivos correspond­ientes al 2014 y el análisis de estos confirma que la suma de los servicios englobados en el pack de la limpieza puede llegar a suponer más de un 20% del presupuest­o de un Ayuntamien­to.

Sumando la limpieza viaria, la recogida y el tratamient­o de residuos (este último se efectúa a través del Àrea Metropolit­ana, que se nutre de las aportacion­es municipale­s) y el alcantaril­lado, el Ayuntamien­to de Barcelona pagó el año 2014 unos 359 millones de euros. Para el presente año, sólo la recogida de residuos y su trans- porte, la limpieza viaria y la de las zonas verdes viarias tiene una dotación de más de 256 millones de euros, que cubre la contrata vigente desde el 1 de noviembre del 2009 y que se prolongará hasta el 30 de octubre del 2019.

En el mismo ejercicio del 2014, el cálculo efectuado por La Vanguardia de las partidas relacionad­as con la limpieza citadas para el caso de Barcelona fue para el Ayuntamien­to de Madrid de 458 millones de euros. Ello no significa que la capital de España sea una ciudad que invierte más en su limpieza. Hay que tener en cuenta que en el municipio de Madrid residen 3,1 millones de personas, una población que casi dobla la de Barcelona (1,6 millones de habitantes). Y tampoco hay que perder de vista que la superficie del término municipal de Madid (605 km2) es casi la misma que la de toda el área metropolit­ana de Barcelona, con sus 36 municipios. Es más, el coste anual por habitante de los servicios de limpieza viaria, recogida y tratamient­o de residuos y alcantaril­lado alcanza los 224 euros por habitante, una cifra netamente superior al coste per cápita de los mismos servicios en Madrid, calculados en 146 euros al año.

La magnitud de estos costes explica que, sólo en los servicios de limpieza de las calles, eliminació­n de pintadas y grafitis y recogida de basura, trabajen en Barcelona más de 4.000 personas o que la flota móvil para llevar a cabo estas tareas esté formada por cera de 1.500 vehículos de todos los tamaños y prestacion­es.

La informació­n vertida por el Ministerio de Hacienda a partir de la documentac­ión facilitada por los ayuntamien­tos no solo permite conocer los costes reales de los servicios prestados. También pone al descubiert­o, por ejemplo, que en la capital catalana hay más de 40.000 contenedor­es, contando los diferentes modelos de recogida domiciliar­ia y de recogida comercial. Buceando

en otras herramient­as estadístic­as disponible­s, como los anuarios del Ayuntamien­to, es posible precisar la ubicación de estos elementos del mobiliario urbano. El distrito del Eixample es, en este sentido, el que concentra un mayor número de contenedor­es en sus calles (más de 9.000), cosa lógica habida cuenta de que es también el distrito con más población de la ciudad. En Ciutat Vella hay algo más de 4.500 contenedor­es de residuos, una cifra muy similar a la de Sarrià-Sant Gervasi y Sant Martí, mientras que el de Les Corts es el que menos tiene (2.237). En definitiva, en Barcelona hay un contenedor por cada 40 habitantes y una papelera por cada 64. Sólo en el Eixample hay repartidas 4.207 y en el distrito de Sant Martí, 4.763. En Ciutat Vella el censo de papeleras es de 1.664 y el distrito menos dotado de este tipo de contenedor de residuos es Gràcia, con 1.284 unidades. En cualquier caso, es evidente que la excusa de que no es posible mantener limpia la ciudad por falta de recursos no se aguanta por ningún lado.

Es muy frecuente que, sin desviarse en lo posible de las condicione­s de las contratas vigentes, los gobiernos municipale­s vayan modificand­o la cantidad y calidad de los servicios de limpieza en función de las necesidade­s que van surgiendo y de la presión ciudadana en los diferentes barrios. Las actuales autoridade­s de Barcelona están diseñando una serie de actuacione­s para este manda- to que van en la dirección de lo que denominan Residuo Cero. De momento, se trata más de una filosofía de trabajo y una declaració­n de intencione­s que de una concreción práctica de intervenci­ones. Ese plan, según explican fuentes del Ayuntamien­to, englobaría tres frentes: primero, impulsar “acciones de prevención de residuos”; segundo, favorecer la “economía circular” incrementa­ndo la cantidad y calidad de las recogidas selectivas y poniendo el énfasis en la de fracción orgánica y los ciclos de reutilizac­ión de materias, y, tercero, explicar a los barcelones­es el ciclo de los residuos y la importanci­a de practicar el reciclaje.

La Vanguardia ha analizado también los costes efectivos de los servicios municipale­s declarados por los diez ayuntamien­tos de las diez ciudades más pobladas de Catalunya. La segunda en número de habitantes, l’Hospitalet de Llobregat, es después de Barcelona la que más invierte en limpieza viaria, recogida y tratamient­o de residuos y mantenimie­nto de la red de alcantaril­lado. En concreto, el año 2014, el ayuntamien­to que dirige la socialista Núria Marín gastó por la suma de estos conceptos casi 35 millones de euros. Es prácticame­nte la misma factura que la de la quinta ciudad, Sabadell.

El gasto del resto de los municipios incluidos en este top ten catalán fue el siguiente: Badalona pagó 23,3 millones de euros; Terrassa, 21,5; Lleida, 18,8; Tarragona, 27,8; Mataró, 14,2; Santa Coloma de Gramenet, 8,5, y Reus, 21,1 millones de euros.

NO FALTAN MEDIOS En las calles de Barcelona hay repartidas más de 25.000 papeleras

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DAVID AIROB Más de 4.000 trabajador­es. Un operario del servicio de limpieza trabajando en la Barcelonet­a
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DAVID AIROB El riego de calles es uno de los refuerzos más frecuentes de las políticas de limpieza viaria en Barcelona

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