Nadal contra Wawrinka
El balear se toma la revancha ante Thiem y buscará las semifinales contra Wawrinka
Tras derrotar a Dominic Thiem, su verdugo en Buenos Aires, Rafa Nadal se enfrenta al reto mayúsculo de doblegar al suizo Stan Wawrinka, número 4 del mundo y vigente campeón de Roland Garros, en los cuartos de final de Montecarlo.
Una victoria trabajada, sufrida y necesaria. Ante el rival y en el momento adecuado. De esas que significan mucho más que un pase de ronda. Rafa Nadal pudo ayer tomarse la revancha ante Dominic Thiem, su verdugo sobre la arcilla de Buenos Aires hace apenas dos meses en un torneo que acabó conquistando el austríaco. Para poner en el marcador el 7-5 y 6-3 definitivo Nadal necesitó más de dos horas, tuvo que levantar hasta 15 bolas de break en la primera manga y superar dos roturas, una por set, que dejaban la iniciativa a su rival. Una demostración de tenacidad que acabó hundiendo a Thiem.
El premio no es menor: Nadal se las verá este mediodía (hacia las 13.00 h.) ante Stan Wawrinka, uno de los jugadores que mejor han sabido recoger su herencia sobre la tierra. Hace dos años, el suizo se hizo con el cetro monegasco que el balear ha empuñado en ocho ocasiones y esta temporada defiende título en Roland Garros, donde Nadal ha reinado en nueve ocasiones. Hoy se vuelven a ver las caras tras la victoria del mallorquín en el pasado Masters de Londres. El ganador estará en semifinales, donde se las verá con el ganador del duelo Raonic-Murray que se disputa esta misma mañana. Con Djokovic descabalgado en su estreno, en el otro lado del cuadro el nuevo favorito para plantarse en la final es Federer, quien ayer se deshizo de Roberto Bautista. También sigue vivo Marcel Granollers tras su victoria sobre Goffin.
De todos ellos, Nadal fue quien ayer marcó territorio con mayor claridad. No en vano, doblegó a un rival que ya había sabido tomarle la medida esta misma campaña y que a sus 22 años sigue luchando por recoger el testigo del balear sobre superficie. Ayer se lo puso difícil y Nadal tuvo que demostrar que está realmente de vuelta en tanto que Thiem vio interrumpido su mejor arranque de temporada, con dos títulos.
Como en aquella semifinal de Buenos Aires, el austríaco trató de salir a por todas desde el principio, sin escatimar un alarde físico en un duelo que comenzó a las 14.00 h y bajo un sol de justicia. Rompió en el primer set para el 1-2 y se mostró implacable al resto. Pero Nadal supo sufrir para levantar una tras otra las bolas de break que se le fueron presentando en larguísimos juegos al servicio –alguno de hasta 16 minutos– con la colaboración de un rival incapaz de sentenciar y de llevar al marcador una estadística que señalaba su dominio.
Con menor desgaste y mayor efectividad, el balear no desaprovechó sus ocasiones y una bola de rotura en el momento más adecuado le bastó para recuperar la iniciativa poniendo el set en 3-3 antes de que el austríaco echase al traste todo su esfuerzo cuando el set se iba al tie break cometiendo una doble falta que supondría el 7-5 inicial.
El daño ya estaba hecho, y difícilmente Thiem iba a poder remontar un partido que se le escapaba cuando lo estaba dando todo en la pista. Poco importaba que sumase más winners que Nadal y que en errores no forzados los dos fuesen de la mano. El exnúmero 1 demostraba con una lección práctica que el tenis es mucho más que estadística.
En la segunda manga Thiem volvió a romper ya de entrada, pero el balear se repuso poniendo el 2-2 y tampoco volvió a fallar en
VICTORIA SUFRIDA El mallorquín levantó hasta 15 bolas de break en el primer set y juegos de más de 15 minutos
las siguientes bolas de break para tomar la ventaja que acabaría con un contundente 6-3. El partido culminó con un nuevo error de Thiem, una bola larga, que Nadal celebró con una euforia que podría resultar impropia de una tercera ronda.
“Thiem es uno de los jugadores que mejor está jugando este año. Era un partido muy difícil”, explicó el balear tras un duelo más determinante de lo que podría parecer. Como lo será su nuevo cara a cara de hoy ante Wawrinka.