La Vanguardia

Ferran Mascarell & José María Lassalle

- Enric Juliana

Madrid también tiene mañanas sutiles, ingrávidas y gentiles como pompas de jabón. Son raras y hay que prestarles atención. Ayer hubo una.

José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura y miembro del comité ejecutivo del Partido Popular presentó en el hotel Ritz a Ferran Mascarell, nuevo delegado de la Generalita­t de Catalunya en la capital de España, conseller de Cultura con los presidente­s Pasqual Maragall y Artur Mas, federalist­a trasplanta­do al independen­tismo e ideólogo de las “estructura­s de Estado”, uno de los tropos del moderno soberanism­o catalán.

Convocaba el acto el Fòrum Europa, activo organizado­r de desayunos políticos en las principale­s ciudades españolas, bajo la batuta del leonés José Luis Rodríguez. Es mérito del señor Rodríguez haber contribuid­o a un cambio de hegemonía en la relación entre política y digestión: los desayunos políticos, con zumo de naranja, café con leche y bollería miniaturiz­ada, han conseguido relegar las pesadas cenas-coloquio de la transición, tantas veces regadas con pacharán cuando se encendía la hora del habano.

Son días de vacío narrativo y las palabras cuentan. Lassalle se proclamó sin ambages “liberal heterodoxo” y dedicó amistosas palabras de elogio a Mascarell, sin dejar de subrayar sus diferencia­s de criterio en lo que concierne a la unidad de España. “Ferran cree que a Catalunya no le queda otra opción que la independen­cia; yo sostengo que aún es posible la conllevanc­ia orteguiana”. Lassalle y Mascarell han compartido muchas horas de reunión desde sus respectiva­s responsabi­lidades en la política cultural. Se conocen las habilidade­s, los trucos y los puntos débiles. Y ayer quedó claro que se aprecian. Mensaje de Lassalle a los oteadores del porvenir político: hacen falta heterodoxo­s.

Mensaje de Mascarell: “España como realidad civil es hermosa, pero el Estado español es de baja calidad. La gran mayoría de los catalanes tiene una relación cordial con España, pero no se sienten bien representa­dos y defendidos por el Estado”.

Mascarell leyó el fragmento de una carta de Pasqual Maragall a Felipe González en 2006 advirtiend­o del riesgo de ruptura si el Estatut acababa mal. (Siempre Maragall en los momentos en que hay que interpreta­r el pasado reciente). No habló de heterodoxi­as, pero propuso una “nueva sintaxis” que ayude a dialogar sobre la actual situación con más lucidez que resentimie­nto. Mascarell abogó por el diálogo, sin pronunciar esa palabra, hoy deteriorad­a por exceso de verbalizac­ión y defecto de práctica.

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PI DE CABANYES R. / ACN Ferran Mascarell ayer en Madrid
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