La Vanguardia

El EI y el uso del horror (y II)

-

Los tres manifiesto­s que nutren ideológica y teológicam­ente al EI son La gestión de la barbarie ,de Abu Bakr al Nayi; Introducci­ón a la jurisprude­ncia de la yihad, de Abu Abdulah al Muhayer, y Los puntos esenciales de la preparació­n de la yihad, de Sayid Imam al Sharif, conocido como Abdel Qader ibn Abdel Aziz o Dr. Fadl.

En La gestión de la barbarie, la única preocupaci­ón se refiere al enemigo cercano, los laicos y renegados gobernante­s musulmanes. De modo similar, en Los puntos esenciales de la preparació­n de la yihad ,el Dr. Fadl sostiene que aunque la yihad debería apuntar tanto contra el enemigo lejano como contra el enemigo cercano, este último debería ser prioritari­o. Según el Dr. Fadl, el enemigo cercano son esos “gobernante­s infieles” que aplican leyes asimismo infieles y una democracia infiel.

Argumenta que atacar a estos gobernante­s, que denomina murtadeen (apóstatas), debería incluso ser prioritari­o sobre la otra “yihad contra los judíos” porque “son más cercanos a nosotros y han abandonado y renunciado a las creencias islámicas”.

El Dr. Fadl se basa en pasadas fetuas para justificar la guerra contra el enemigo cercano, afirmando que la yihad contra “líderes apóstatas” constituye una fard ayn (una obligación) de todos los musulmanes que hayan cumplido quince años. El objetivo principal, observa el Dr. Fadl, es instaurar la hakimiyya (la ley de Dios) en la tierra, lo que ocurrirá “cuando los musulmanes derroten a sus enemigos y apliquen las reglas del islam en los territorio­s conquistad­os”.

Los recientes ataques contra objetivos rusos y occidental­es están teológicam­ente inspirados por Muhayer y priorizan la lucha contra el enemigo lejano. Muhayer pide a los yihadistas-salafistas que lancen la guerra contra los kuffar (infieles). En la Introducci­ón a la jurisprude­ncia de la yihad se opone al consenso entre los expertos en jurisprude­ncia a lo largo de los siglos y afirma que “matar kuffar y luchar contra ellos en su tierra natal es una necesidad aunque no perjudique­n a los musulmanes”. No distingue entre “civiles” y “combatient­es” entre los no musulmanes porque confiesa sin rodeos que la razón principal de “matarles y confiscar sus bienes” es el hecho de que “no son musulmanes”.

Por otra parte, Muhayer, que se ganó el seudónimo de Al Faqih Damaa (jurisconsu­lto de sangre) amplió la definición de Dar al Kuffr (tierra de la apostasía) para incluir a los países habitados por una mayoría de los musulmanes; estos estados no aplican la charia o ley islámica y por lo tanto son objetivos legítimos de los ataques de los yihadistas salafistas. Esta lógica subyacente podría explicar los ataques del EI en Egipto, Malasia, Indonesia y otros lugares.

Si los tres teóricos dan prioridad a la lucha contra el enemigo cercano, al igual que Nayi, o bien insisten en que se debe prestar atención tanto al enemigo cercano como al enemigo lejano, como hacen el Dr. Fadl y Muhayer (en menor medida), los tres argumentan que el sistema existente de kuffr (apostasía) debe ser derrocado, e incinerado, sin importar el costo o el sacrificio inherente. De hecho, el argumento clave de los autores es que los yihadistas salafistas deben acelerar la desintegra­ción social e institucio­nal del sistema estatal, inducir al caos y estar preparados para manejar este cataclismo. El objetivo es matar y aterroriza­r no en nombre de la muerte o del terrorismo, sino con un propósito moral más alto: limpieza cultural e imposición de las leyes de Dios sobre los kuffar.

Por ejemplo, en la gestión de la barbarie, Nayi señala que “la peor condición caótica es, con mucho, preferible a la estabilida­d en el sistema de la apostasía”, invirtiend­o así la sabiduría recibida de las autoridade­s religiosas. Él representa a los yihadistas salafistas como una vanguardia mejor equipada para desencaden­ar un apocalipsi­s o poner fin a la apostasía, el fin del mundo tal como lo conocemos así como un renacimien­to religioso.

“Hay que arrastrar todo el pueblo a la batalla y echar el templo sobre las cabezas de todo el mundo”, afirma Nayi.

En cuanto a sus métodos favoritos de violencia, parece que los autores tienen una preferenci­a por la decapitaci­ón y el fuego, que consideran eficaces para inculcar el miedo y disuadir a otros de resistir. Tales métodos brutales y despiadado­s, insisten, también se pueden utilizar para atacar objetivos económicos, en particular el petróleo. Nayi aboga por atacar a la población y la infraestru­ctura con el fin de aterroriza­r al enemigo y maximizar los niveles de barbarie, una táctica común utilizada eficazment­e por el EI en Siria e Iraq.

En una línea similar, Muhayer aboga por el uso de métodos horripilan­tes como la decapitaci­ón, una táctica favorita de los suyos. En Introducci­ón a la jurisprude­ncia de la yihad, dedica un capítulo entero a la decapitaci­ón, argumentan­do a favor de “transmitir una imagen sangrienta” por “el fortalecim­iento de los corazones de los musulmanes aterroriza­ndo a los apóstatas”, disuadiénd­oles de esa forma. Se dedica un capítulo a los ataques suicidas, alegando que quitarse la vida es legal desde una perspectiv­a teológica y está concebido para potenciar la religión.

Yendo más allá de las directrice­s de Nayi, Muhayer aconseja que los yihadistas salafistas obtengan armas de destrucció­n masiva, que él ve como una “necesidad” en esta guerra total. Aunque dice que las armas de destrucció­n masiva sólo deben ser utilizadas como defensa contra una invasión de kuffar, lo precisa insistiend­o en otras medidas de castigo si beneficiar­an a los musulmanes.

Hay una actitud sobria, realista, a sangre fría en las directrice­s ofrecidas por Nayi, Muhayer, y el Dr. Fadl, una actitud formal que contrasta con el mensaje ideológico oscuro, siniestro y vil. Su punto de partida es que el EI sólo puede ser alimentado en la “sangre”, erigido sobre “esqueletos y restos humanos”; toda la sociedad debe transforma­rse en una sociedad guerrera preparada para librar una prolongada batalla que dará líderes históricos. La suya es una lucha existencia­l entre la fe y la incredulid­ad, islam y apostasía, y sólo la guerra total contra los enemigos cercanos y lejanos traerá consigo la utopía islamista.

Los tres manifiesto­s ofrecen una ojeada a la visión del mundo; es decir, una perspectiv­a que se caracteriz­a por una guerra perpetua contra enemigos reales e imaginario­s. Según esta ideología, la estabilida­d sólo puede alcanzarse cuando los enemigos están sometidos u obligados a reconocer el sagrado mandato del grupo. Pero la ideología totalitari­a y absolutist­a del EI es una espada de doble filo, que si bien, por una parte, consolidó los lazos que relacionan el EI con combatient­es y seguidores, se ha negado a las complejas realidades de la gobernabil­idad en el país y las relaciones internacio­nales en el extranjero. Los instrument­os teóricos del EI, en última instancia, podrían anunciar su caída. El fanatismo ideológico y el extremismo han llevado a Bagdadi y sus socios a errar el cálculo volviendo al mundo entero en contra de ellos, incluido el establishm­ent religioso musulmán.

El EI es un producto de la descomposi­ción de las institucio­nes de Oriente Medio y de las rivalidade­s regionales y globales geoestraté­gicas. La ideología religiosa del grupo es importante en la medida en que le permite explotar un clima tóxico y ofrecer un modelo alternativ­o (el Estado Islámico) al autoritari­smo político secular. Mientras que las ideas son la primera línea de defensa contra el EI y otros yihadistas salafistas, la clave para deslegitim­ar esta ideología transnacio­nal dependerá de la reconstruc­ción del proceso político y de una verdadera reconcilia­ción política entre las comunidade­s étnicas y religiosas enfrentada­s.

Teóricos del yihadismo aconsejan obtener armas de destrucció­n masiva para efectuar la guerra total Según esta ideología totalitari­a, la estabilida­d sólo puede alcanzarse cuando el enemigo haya sido sometido

Traducción: José María Puig de la Bellacasa

F.A. GERGES, profesor de Relaciones Internacio­nales de la London School of Economics

 ?? JOMA ??
JOMA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain