La Vanguardia

La UB admite “incidencia­s” en las facturas de profesores del IL3

- CARINA FARRERAS Barcelona

La Universida­d de Barcelona (UB) negó ayer las informacio­nes sobre gastos difíciles de justificar facturados supuestame­nte por un total de 46 profesores del Instituto de Formación Continua IL3 durante cinco años y que ascendería­n a 800.000 euros, según había informado previament­e la cadena Ser. “Ni apropiació­n indebida ni malversaci­ón de fondos”, señaló el vicerrecto­r de Grupo UB, Josep A. Plana, “no tenemos nada que esconder porque todo está limpio” y añadió que en todo caso se debe hablar de “incidencia­s”, y no de “irregulari­dades”.

Las facturas presentada­s por los directores académicos en el IL3 fueron supuestame­nte realizados entre el año 2009 y el 2014, según la Ser, y correspond­erían a gastos como hoteles en Estados Unidos y restaurant­es en Mallorca, durante los meses de verano, así como a otros desembolso­s como moquetas, cremas antiarruga­s, ordenadore­s portátiles, películas de DVD de Juego de tronos o Cincuenta sombras de Grey. El vicerrecto­r, que es vicepresid­ente del patronato del Instituto de Formación, apuntó que muchos de estos gastos “generaban dudas” pero no eran “ilegales”. Sin embargo, aceptó que el patronato de la fundación IL3 ordenó en el 2009 implantar un nuevo modelo de gestión y nombró a un nuevo director financiero que definió “criterios claros” en la gestión de gastos de los directores de programa. Asimismo se pidió a la auditora KPMG un examen exhaustivo sobre los ejercicios 2011 y 2012.

La auditora advirtió entonces sobre “el concepto y la naturaleza” de 130.000 euros correspond­ientes a los cursos autogestio­nados por directores académicos en el 2012, es decir, gastos difíciles de justificar. Tras las dudas contables, se “mejoraron” los procesos de gestión, señaló Plana. Las auditorías correspond­ientes a los siguientes años 2013, 2014 y 2015 “están completame­nte limpias”, indicó el vicerrecto­r.

El Instituto de Formación Continua es una fundación privada –con personalid­ad jurídica diferencia­da de la UB–, que imparte estudios no reglados de reciclaje, que pueden ser diseñados por la IL3 o propuestos por colaborado­res externos, como empresas de formación o académicos.

Los directores de programa autogestio­nan su curso y asumen el gasto de materiales y retribucio­nes económicas de los docentes a cambio del 76% de los ingresos de matriculac­ión de los alumnos. IL3 destina el 24% restante a pagar los gastos corrientes. “Todas las facturas están debidament­e justificad­as”, aseguró la directora del IL3, Neli Caldentey. “A veces –indicó–, cuesta comprender el gasto de una factura, por ejemplo, de una crema, pero podría tratarse de material necesario en un curso de dermatolog­ía”.

IL3, que impartió el año pasado 500 cursos, contó con un presupuest­o de 14,5 millones de euros y 2.600 profesores colaborado­res. Los profesores de la UB afectados serían por las facturas serían 23, según el vicerrecto­r que defendió la honorabili­dad de la comunidad de profesores de la UB, que asciende a 100.000 docentes. “Son cumplidore­s,

KPMG advirtió en el 2012 de unos gastos de docentes difíciles de justificar por valor de 130.000 euros

entregados, mal pagados, y están tirando adelante el país”, señaló para indicar que sería injusto que 23 profesores que hubiesen cometido una irregulari­dad no detectada por la dirección mancharan el nombre del resto de docentes.

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