Chinas defectuosas
Cristina Sánchez Miret trae a colación el caso de las mujeres solteras chinas mayores de 25 años, un sector de la población cargado de connotaciones negativas en su país: “No hay que utilizar un concepto nuevo; mujeres sobrantes no tiene bastante contenido ni es acertado como concepto, más todavía teniendo el de solterona, del que a nadie se le escapa, en nuestra lengua, la carga negativa que lo acompaña”.
Las mujeres sobrantes chinas se han hecho famosas gracias a YouTube. De hecho este sólo ha sido el canal de difusión mundial; el responsable de la denuncia con intención de concienciar del problema y empoderar a las mujeres que se encuentran en esta situación o que la escogen, es una compañía, SK-II, de cosméticos. En el vídeo las protagonistas, y sus padres, explican sus vivencias, la presión social que sufren y los comentarios, poco agradables, que se hacen en la comunidad sobre ellas.
He de decir que una de las cuestiones más curiosas del vídeo es ver el mercado de matrimonio y cómo los padres publicitan las cualidades de las hijas para intentar encontrarles marido; y, al mismo tiempo –por aquello de los prejuicios culturales en ojos de foráneos– recordar que no hecho ni pública ni colectivamente, es decir, con discreción y en ningún caso a gran escala –porque eso era para los solteros y sus caravanas de mujeres– también era –y todavía es en este último caso– una práctica nuestra.
Sheng Nu es como se llama, en el país, a las chicas de más de 25 años que no están casadas, y que no tienen tampoco boda a la vista, lo que hace que se las considere productos defectuosos. Son una decepción para muchos padres y son señaladas por el conjunto de la sociedad. Tal como no hace tanto pasaba aquí con las chicas solteras. De hecho se las llamaba –y quizás se las sigue considerando más de lo que se llama y parece–, con bastante facilidad solteronas, a partir, también, de cierta edad; no exactamente como los chicos solteros, que para ser tildados de solterones tenían que añadir alguna otra característica negativa a la de la edad, que ya les daba además, en comparación con las mujeres, un margen mayor.
No hay que utilizar un concepto nuevo; mujeres sobrantes no tiene bastante contenido ni es acertado como concepto, más todavía teniendo el de solterona, del que a nadie se le escapa, en nuestra lengua, la carga negativa que lo acompaña. Más todavía cuando el problema de base es el mismo aquí y en China.
Considerar que lo que hace útil a las mujeres, lo que da sentido a sus vidas desde el punto de vista social es ser esposas y madres y cuidar de sus esposos y de los hijos, no es un tema del pasado ni aquí ni en China, por mucho que nos parezca que ahora y aquí estamos mucho más allá de tradiciones tan arcaicas como estas.