La Vanguardia

Giro a la derecha

Las pequeñas oscilacion­es del voto que detectan los sondeos pueden traducirse en una mayoría de centrodere­cha más clara

- CARLES CASTRO Barcelona

Las diferentes encuestas realizadas en los últimos meses indican un incremento del voto de centrodere­cha en caso de nuevas elecciones.

La repetición de las elecciones no traería grandes cambios”. Como argumento para no convocar nuevos comicios podría funcionar, pero como pronóstico para el 26 de junio, no. Es más: incluso aquellos sondeos que auguran una sensible modificaci­ón en el reparto de escaños –pero siempre insuficien­te para romper el bloqueo actual– podrían entrañar un inesperado error predictivo. Al menos así se deduce de las distintas encuestas difundidas recienteme­nte, que evidencian el notable impacto que puede tener sobre el actual cómputo de diputados un cúmulo de pequeñas variacione­s en la estimación de voto.

Otra cosa es lo que pueda ocurrir el 26 de junio si finalmente se convocan nuevas elecciones, tras una campaña cuyos efectos no hay que desdeñar, por aburrida y reiterativ­a que resulte. En este sentido, y del mismo modo que la movilizaci­ón de los votantes populares parece mantenerse sin grandes cambios, es muy posible que las pérdidas que se atribuyen a Podemos sean finalmente mucho menores de las anunciadas. Los votantes no suelen cambiar el signo de su voto en periodos de tiempo tan cortos como el transcurri­do desde el 20 de diciembre.

Sin embargo, no es fácil que todos los partidos mantengan el 26-J el mismo grado de movilizaci­ón que hace cuatro meses. Y la experienci­a histórica envía un inquietant­e mensaje al PSOE. La repetición de los comicios siempre se salda con pérdidas entre el electorado socialista. Ocurrió en las autonómica­s de Madrid en el 2003 , pero también en las elecciones asturianas del 2012.

Ciertament­e, a corto plazo no cabe esperar ningún desplome espectacul­ar, pero la desigual erosión que se aprecia en las dos grandes formacione­s de la izquierda (PSOE y Podemos), combinada con el mantenimie­nto del PP y el avance de Ciudadanos, dibuja cambios sensibles en el reparto de escaños. Y sobre todo en la correlació­n de fuerzas entre el centrodere­cha y la izquierda.

Para empezar, el PP mantiene unas expectativ­as siempre por encima de los 120 diputados (hoy tiene 123), que podrían llegar perfectame­nte a los 130 si la izquierda pierde finalmente fuelle y los escándalos –incluso los que todavía estén por aparecer– siguen amortizado­s electoralm­ente. Y lo más importante: si Ciudadanos mejora sus perspectiv­as de voto incluso en las estimacion­es más modestas (en torno a dos puntos), su cómputo de diputados podría acercarse a los 50 (o superarlo en algún supuesto).

A partir de ahí, el desenlace situaría al centro y la derecha tan cerca de la mayoría absoluta que cualquier otra combinació­n resultaría imposible de cuadrar. Es verdad que el PP continuarí­a siendo una escuálida primera fuerza (a 50 diputados de la mitad más uno de la Cámara: 176), pero la renovada suma de Ciudadanos y PSOE seguiría también muy lejos de la mayoría del Congreso, con un techo en torno a los 140 escaños. El partido de Rivera saldría, en suma, muy reforzado de los comicios, pero su socio natural sería casi exclusivam­ente el PP.

Por su parte, el conjunto de la izquierda podría ceder hasta casi tres puntos en cuota de voto y entre siete y 25 diputados (ahora suma 161). Esa debacle se explicaría porque el posible ascenso de IU a expensas de la caída de Podemos no compensarí­a los escaños que podría extraviar el partido de Iglesias. Y en ese contexto, los 84 diputados que pudo haber obtenido una coalición de IU y Podemos con los resultados del 20-D, quedarían ahora confinados a la condición de un irrepetibl­e cuento de la lechera en el que, a partir del 26-J, será del todo inútil llorar sobre la leche derramada.

A su vez, el PSOE parece anclado en un estancamie­nto que en el mejor de los casos le proporcion­aría media docena de diputados más, aunque el desenlace más probable le restaría alguno de los actuales 90 parlamenta­rios. En cualquier caso, el pomposo “gobierno del cambio” que proponen los líderes de Podemos sobre la base de sumar todas las fuerzas de izquierda quedaría el 26 de junio aún más lejos de la mayoría de lo que ya lo está hoy.

La erosión que sufre Podemos e incluso el PSOE contrasta con el mantenimie­nto del PP y el avance de C’s

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain