La batalla de Nueva York.
Tres aspirantes apelan en las primarias de hoy a sus vínculos con la gran metrópoli
Trump, Clinton y Sanders se la juegan hoy en las primarias del estado de Nueva York y compiten por resaltar sus vínculos con la metrópolis. En la foto, Sanders arengando ayer a trabajadores neoyorquinos.
Aver quién es más neoyorquino. Esta es la cuestión. Tres de los candidatos que se la juegan hoy en las primarias del estado de Nueva York se disputan ese título de autenticidad. El demócrata Bernie Sanders apela a su certificado de nacimiento en Brooklyn, aunque se fue al acabar el bachillerato y nunca más se supo. Hasta ahora. Su colega y rival, Hillary Clinton, de Illinois, se hizo neoyorquina para aspirar al Senado. Le critican que le movió su interés y no el de los votantes.
El tercero escenifica la discordia a pesar de ser el neoyorquino más genuino de los tres. Otra cosa es que su actitud se corresponda con el significado de lo que representa esta credencial.
El líder entre los republicanos, el inmobiliario y showman Donald Trump, nació, se crió –distrito de Queens– estudió y ha especulado a lo largo, ancho y alto del territorio de esta metrópoli. Muchos edificios llevan estampado su nombre en letras gigantes. “Realmente es uno de los nuestros, el único que nos representa en este periodo electoral”, afirma Josh, empleado del sector servicios, a la puerta del más famoso rascacielos del multimillonario, el de la Quina Avenida y cuartel de campaña electoral. Le admiran por no ser “un político”.
Su cuna y crianza contrasta con los odios que suscita entre los que se consideran verdaderos neoyorquinos. Ningún otro convoca a tantos admiradores y, a su vez, a tal cantidad de detractores.
En verdad todo viene a cuento porque hace unos meses, a su contrincante de filas, Ted Cruz, le dio por arremeter contra los “valores de Nueva York”, por su liberalismo, para atacar a Trump.
“¿Sabéis lo que significan los valores
Donald Trump, el aspirante más genuino de Nueva York, también es el que despierta más repulsa
de Nueva York?”, preguntó el pasado jueves a una concurrencia de ricos conservadores en una cena celebrada en el hotel Gran Hyatt, en la que también participaron Cruz y John Kasich.
“Número uno –respondió el negociante del tupé dorado–, honestidad y hablar claro. Consiste en una ética del trabajo. Creer en Nueva York es trabajar arduamente y ocuparse de la familia. Esto es”.
Afuera, frente al hotel ubicado en el complejo de la histórica Grand Central Terminal, en medio de Manhattan, centenares de personas estaban concentradas para expresar su rechazo.Los otros aspirantes no contaban. El enemigo sólo era uno. Le decían de todo menos bonito, incluso se ponía en cuestión la legendaria dimensión de su masculinidad.
“No hay ningún otro candidato que sea más anti Nueva York que Donald Trump”, replicó Peter Hoguess, profesor jubilado y ex editor del diario de la City University (CUNY). “No hay una sola ciudad, sino varias, y esta es una urbe de puentes, de inmigrantes y no de exclusión”, remarcó.
Aunque Sanders ha convocado grandes movilizaciones en el bando demócrata –291 avales en juego–, las encuestas dan una ventaja de más de diez puntos a Clinton. Trump barre en su propio hogar, según esas prospecciones, y se acerca a hacerse con los 95 créditos que se otorgan.
Una gran victoria le aproximaría al reto de los 1.237 delegados que precisa para ganar la convención del próximo julio. Trump no se cansa de explicar estos días que el establishment trata de poner los medios para “apañar” la nominación y quitárselo de encima pasando del sentir popular.