El candidato del megáfono
DE Brooklyn son Michael Jordan, Paul Auster, Mike Tyson, Woody Allen o Lou Reed. Pero también el gángster Al Capone o el traficante y rapero Biggie Smalls. Es uno de los cinco distritos (boroughs) que conforman Nueva York, donde la pasada semana hubo uno de los debates más encendidos de las primarias del Partido Demócrata, que enfrenta a Hillary Clinton y Bernie Sanders. Ella sale con ventaja (más de 10 puntos según las encuestas), pero él juega en casa, pues nació en Brooklyn y jugó en sus calles de pequeño. Ciertamente, el barrio humilde en el que creció ha cambiado radicalmente (de adulto se marchó a vivir a Vermont, por donde es senador) y en cambio Clinton, aunque vino al mundo en Chicago, representó a Nueva York en el Senado durante ocho años y se conoce mejor el Brooklyn actual, porque ha pisado sus avenidas para saber las inquietudes de la gente.
Hoy en Nueva York se sabrá si Sanders tiene alguna posibilidad real de ser el candidato demócrata a la presidencia, pues están en juego 291 avales. En realidad, este venerable profesor de 74 años resulta la sorpresa de esta campaña. Con un megáfono y el puño en alto se ha hecho oír desde el primer día con un discurso de izquierdas, que en Europa calificaríamos de socialdemócrata pero que en Estados Unidos suena radical. Su álbum de fotos lo muestra en las manifestaciones por la igualdad y los derechos civiles de los sesenta, incluida la marcha de Washington detrás de Martin Luther King. Sanders está consiguiendo penetrar en las clases medias, a las que la crisis económica hizo descender varias plantas del ascensor social. La distancia entre pobres y ricos se ha ensanchado y el rechazo al establishment es cada vez mayor, a pesar de que el paro no llega al 5% y que el país crece desde hace cinco años. El profesor lo tiene difícil, pero es la demostración de que algo está cambiando, también en EE.UU.