Ecuador remueve escombros contra reloj en busca de supervivientes
La cifra de fallecidos en el terremoto aumenta a 350 y hay más de 2.000 heridos
La cifra oficial de muertos en el terremoto del sábado en Ecuador sigue aumentando: ya son 350. El presidente Rafael Correa lo había advertido el domingo por la noche. “Temo que esa cifra aumentará porque seguimos removiendo escombros”, dijo Correa cuando los fallecidos eran 272. En la mañana de ayer, la predicción del mandatario se había cumplido y las autoridades creen que aún quedan cadáveres entre los edificios derrumbados.
También hay más de dos millares de heridos y, como sucede siempre en los fuertes seísmos, un número indeterminado de probables supervivientes entre las ruinas, que son la prioridad de los rescatistas. La próxima madrugada (hora española) se cumplirán las 72 horas desde el terremoto, que es el plazo crucial en que los expertos trazan la raya entre la vida y la muerte, entre las posibilidades de que alguien herido y atrapado sobreviva más de tres días. Aunque siempre hay espacio para los milagros, como en la turística población de Pedernales, donde una niña de unos siete años fue rescatada tras pasar veinte horas enterrada.
De momento, el plazo se está aprovechando bien y en Manta, la localidad con más víctimas –casi un centenar–, se ha rescatado a cinco personas con vida en las últimas horas. Correa aterrizó el domingo directamente en Manta, procedente del Vaticano, donde se encontraba de visita, y lo primero que pudo ver es la torre de control del aeropuerto derruida.
El presidente sobrevoló ayer en helicóptero la región costera de Manabí, la más afectada. “Portoviejo está sumamente destruida, Manta también, hay pequeñas ciudades costeras como Pedernales, Jama, Canoa, proporcionalmente con altos niveles de destrucción”, declaró luego Correa.
Muchos de los heridos están siendo trasladados por vía aérea a a hospitales de Quito –a unos 400 kilómetros de Manta–, ante los daños producidos en las infraestructuras de la zona costera, donde las carreteras están destruidas y hay problemas graves de suministro de agua potable, electricidad y combustible.
La solidaridad internacional se puso en marcha inmediatamente después del temblor, comenzando por los vecinos latinoamericanos, que están enviando ayuda de todo tipo. Chile, uno de los países con más experiencia de la región en terremotos, mandó un avión con 49 expertos en rescates y seis toneladas de equipamiento.
Por su parte, España preparaba ayer el envío de una avión del Ejército del Aire con 52 rescatistas, la mayoría miembros de la Unidad Militar de Emergencias, con cuatro perros especializados en la búsqueda de personas y un cargamento de material humanitario. Mientras tanto, la UE donó un millón de euros a Ecuador.
El terremoto, de 7,8 grados en la escala de Richter, tuvo lugar el sábado a las 18.58 hora local y afectó principalmente a la costa central del país, aunque pudo sentirse en todo el territorio, incluido Quito, donde también se produjeron daños. Hasta ayer mismo se habían producido más de 300 réplicas.
Una niña de siete años sobrevive 20 horas enterrada bajo los cascotes en la ciudad de Pedernales